Beatificación del papa Juan Pablo II
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos emitió días atrás un decreto que regula el culto litúrgico que se tributará en honor al beato Juan Pablo II. ¿Qué tipo de celebraciones pueden hacerse en su memoria? ¿Dónde se rendirá culto al papa polaco? ¿Pueden erigirse templos en su honor?
Con la beatificación del papa Juan Pablo II, la Iglesia Católica proclama a todos los fieles del mundo que su alma goza de la presencia de Dios en el Reino de los Cielos, que su vida de fe puede ser tomada como ejemplo y modelo a seguir por los cristianos y que puede recurrirse a su intercesión para
lograr una gracia para uno mismo o para otra persona.
En este sentido, la única diferencia que los beatos tienen con los santos está dada por la universalidad del culto. A los beatos sólo se les tributa culto público en las comunidades en las cuales estas personas han brindado un servicio particular; mientras que a los santos se les rinden honores de manera más general.
En el caso del beato Juan Pablo II, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dispuso que le se rinda honor en la diócesis de Roma y en las diócesis de Polonia. Esto se debe a que su servicio más destacado lo prestó como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica Romana y porque siempre mantuvo con su país natal un particular compromiso social y espiritual. En esas jurisdicciones se celebrará "memoria obligatoria" del beato el día 22 de octubre de cada año.
Resto del mundo
En el resto del mundo, durante el primer año posterior a la beatificación, en este caso, hasta el 1º de mayo de 2012, también pueden celebrarse misas de acción de gracias en honor a Juan Pablo II. Las fechas y lugares deberán ser decididas por los obispos diocesanos. Pasado ese primer año de la beatificación, el culto del nuevo beato sólo prevé la celebración de la llamada "memoria libre", una evocación a título personal que no implica necesariamente la mención durante la misa y la liturgia de las horas.
De todos modos, aquellas diócesis que por alguna razón fundada deseen intensificar el culto litúrgico que tributan en honor al "papa polaco", pueden solicitar a la Santa Sede que su celebración sea incorporada al calendario litúrgico de dicha jurisdicción. También pueden solicitar este permiso a la Sede Pontificia (denominado "indulto") las congregaciones religiosas, las provincias eclesiásticas y las conferencias episcopales, cuando existan razones para hacerlo.
Si la Santa Sede concede la incorporación del beato al calendario litúrgico de la diócesis, entonces, podrá celebrarse anualmente una "memoria obligatoria" o bien una "fiesta", si la figura del beato tiene particular incidencia en la vida espiritual de la comunidad. No podrá, en cambio, celebrarse una "solemnidad" (la categoría más alta de las celebraciones litúrgicas) puesto que este tipo de ritos sólo está reservado a los santos.
En el caso del papa Juan Pablo II para que sea proclamado santo deberá tramitarse un nuevo proceso canónico que finalice con la comprobación de otro milagro concedido por Dios por la intercesión del beato.
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viernes, 29 de abril de 2011
La educación sexual de los jóvenes en manos de un robot
En el marco del Día Mundial de la Salud, el gobierno Córdoba, a través del Ministerio de Salud presentó en sociedad un nuevo personaje virtual llamado "Edu", supuestamente encargado de responder y orientar en temas referidos a sexualidad. Los cuestionamientos se hicieron oír de inmediato de la mano de profesionales de la salud y la educación que ven en este nuevo proyecto, una falta de responsabilidad para hacer frente a un tema por demás delicado y complejo.
Por Mariana Viarengo
De la Redacción de Encuentro
Edu” es una propuesta del Gobierno de la Provincia de Córdoba, implementada a través de la cartera de Salud. Se trata de un personaje virtual que manifiesta tener unos veinte años. “Edu” asegura que no es célibe, que no tiene apuro por formar una familia, ni por tener hijos. Eso sí parece tener muchas ganas de "hablar y ayudar" a los más jóvenes en un tema delicado como lo es la sexualidad.
Las reacciones no tardaron en aparecer y fueron casi todas con una misma postura: es una verdadera irresponsabilidad dejar en manos de un software, la educación integral de los más jóvenes.
Voces críticas
A poco haber debutado "Edu" a través de un sitio web, la Sociedad Argentina de Ética Médica y Biológica (SAEMB), por medio de un comunicado, denunció y expresó su rechazo a la "nueva técnica inventada para dar 'Educación sexual' permisiva, facilista y concesiva".
En diálogo con el periódico Encuentro, el doctor Luis Aldo Ravaioli, presidente de la SAEMB y firmante del comunicado, sostuvo que "el ser humano necesita de todo tipo de educación y formación en valores dado personalmente, atendiendo a las circunstancias de la persona, el tiempo, el lugar, la edad y los conocimientos previos, entre otras cosas. En el caso de la educación para la sexualidad, que implica educación en el amor, en la creación de una familia, en el respeto mutuo, en la no violencia contra la mujer, el cariño, la fidelidad, la sinceridad, no lo puede 'enseñar' una máquina, cuyas respuestas no son personales, sino mecanizadas".
Por su parte, la licenciada Elena Farah aportó lo suyo destacando que en esta nueva propuesta "están ausentes los valores, lo cual genera indignación y molestia para todos los que trabajamos para la incorporación en nuestros adolescentes, para una educación integral de mente, cuerpo y alma".
Analizando algunas de las respuestas de este personaje virtual, Farah destacó que "el diálogo termina, entre otras temáticas, siempre con el consejo de usar preservativo y la píldora del día después; que deben ser debatidas dentro de un espacio áulico y/o familiar. Ahora pregunto ¿Porqué no se unieron ambos ministerios Salud y Educación, armar un proyecto conjunto viable para trabajar en las aulas junto a las familias, y dentro de un marco ideológico que coincida con el proyecto educacional de cada institución?"
Más puntos en contra
En declaraciones a los medios, el ministro de Salud Oscar González explicó que diversas encuestas realizadas en Córdoba manifiestan un descenso progresivo de la edad en la iniciación de la actividad sexual: "Advertimos que en ese grupo la mortalidad infantil se incrementa y además notamos que es un sector que no va los centros de salud, no habla con los padres ni con los docentes de estos temas. Por eso ante la dificultad de llegar con la comunicación tradicional nos vimos en la necesidad de acudir a este nuevo
código de comunicación que son las redes sociales". Pero sus conclusiones lejos quedaron de generar adhesiones.
En primera medida, diversos profesionales de la salud coincidieron en la utilidad del instrumento para acercar información, pero se manifestaron críticos en diversos aspectos. Por ejemplo, cuestionaron que el personaje sea un varón, que las respuestas tengan una mirada reproductiva y un fin exclusivamente anticonceptivo, y que en algunos puntos no se oriente el esfuerzo hacia el cumplimiento de la ley de educación sexual integral.
La licenciada Elena Cordera, integrante de la cátedra de Psicología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) declaró en un medio gráfico de Córdoba que una respuesta automática no es de gran utilidad para enfrentar y resolver problemas humanos tan esenciales, al tiempo que sostuvo que "no hay mejor manera de transmitir este conocimiento que no sea cara a cara", lo que deja entrever las dificultades existentes al momento de enfrentar estos temas en una relación más comprometida.
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Por Mariana Viarengo
De la Redacción de Encuentro
Edu” es una propuesta del Gobierno de la Provincia de Córdoba, implementada a través de la cartera de Salud. Se trata de un personaje virtual que manifiesta tener unos veinte años. “Edu” asegura que no es célibe, que no tiene apuro por formar una familia, ni por tener hijos. Eso sí parece tener muchas ganas de "hablar y ayudar" a los más jóvenes en un tema delicado como lo es la sexualidad.
Las reacciones no tardaron en aparecer y fueron casi todas con una misma postura: es una verdadera irresponsabilidad dejar en manos de un software, la educación integral de los más jóvenes.
Voces críticas
A poco haber debutado "Edu" a través de un sitio web, la Sociedad Argentina de Ética Médica y Biológica (SAEMB), por medio de un comunicado, denunció y expresó su rechazo a la "nueva técnica inventada para dar 'Educación sexual' permisiva, facilista y concesiva".
En diálogo con el periódico Encuentro, el doctor Luis Aldo Ravaioli, presidente de la SAEMB y firmante del comunicado, sostuvo que "el ser humano necesita de todo tipo de educación y formación en valores dado personalmente, atendiendo a las circunstancias de la persona, el tiempo, el lugar, la edad y los conocimientos previos, entre otras cosas. En el caso de la educación para la sexualidad, que implica educación en el amor, en la creación de una familia, en el respeto mutuo, en la no violencia contra la mujer, el cariño, la fidelidad, la sinceridad, no lo puede 'enseñar' una máquina, cuyas respuestas no son personales, sino mecanizadas".
Por su parte, la licenciada Elena Farah aportó lo suyo destacando que en esta nueva propuesta "están ausentes los valores, lo cual genera indignación y molestia para todos los que trabajamos para la incorporación en nuestros adolescentes, para una educación integral de mente, cuerpo y alma".
Analizando algunas de las respuestas de este personaje virtual, Farah destacó que "el diálogo termina, entre otras temáticas, siempre con el consejo de usar preservativo y la píldora del día después; que deben ser debatidas dentro de un espacio áulico y/o familiar. Ahora pregunto ¿Porqué no se unieron ambos ministerios Salud y Educación, armar un proyecto conjunto viable para trabajar en las aulas junto a las familias, y dentro de un marco ideológico que coincida con el proyecto educacional de cada institución?"
Más puntos en contra
En declaraciones a los medios, el ministro de Salud Oscar González explicó que diversas encuestas realizadas en Córdoba manifiestan un descenso progresivo de la edad en la iniciación de la actividad sexual: "Advertimos que en ese grupo la mortalidad infantil se incrementa y además notamos que es un sector que no va los centros de salud, no habla con los padres ni con los docentes de estos temas. Por eso ante la dificultad de llegar con la comunicación tradicional nos vimos en la necesidad de acudir a este nuevo
código de comunicación que son las redes sociales". Pero sus conclusiones lejos quedaron de generar adhesiones.
En primera medida, diversos profesionales de la salud coincidieron en la utilidad del instrumento para acercar información, pero se manifestaron críticos en diversos aspectos. Por ejemplo, cuestionaron que el personaje sea un varón, que las respuestas tengan una mirada reproductiva y un fin exclusivamente anticonceptivo, y que en algunos puntos no se oriente el esfuerzo hacia el cumplimiento de la ley de educación sexual integral.
La licenciada Elena Cordera, integrante de la cátedra de Psicología Evolutiva de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) declaró en un medio gráfico de Córdoba que una respuesta automática no es de gran utilidad para enfrentar y resolver problemas humanos tan esenciales, al tiempo que sostuvo que "no hay mejor manera de transmitir este conocimiento que no sea cara a cara", lo que deja entrever las dificultades existentes al momento de enfrentar estos temas en una relación más comprometida.
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Con la mirada y el corazón en los niños
Voluntariado - Cuerpo de Voluntarios del Hospital de Niños Santísima Trinidad
Actualmente, 96 personas se empeñan en “llenar de amor las horas vacías del niño internado”. Siguen los pasos del fundador de la obra del médico Romis Raiden
Recorrer los pasillos de un hospital no suele ser una experiencia agradable. De todas formas, sabíamos que nos conduciría a un lugar que era el "alma" de este hospital. En el camino, nos encontramos con padres preocupados, salas de esperas llenas y habitaciones con muchos pequeños enfermos, algunos con miradas curiosas, otros entretenidos en algún juego o adormecidos por el dolor.
Finalmente, llegamos a la "Sala de estimulación y recreación Dr. Romis A. Raiden", espacio en el que trabaja el Cuerpo de Voluntarios del Hospital de Niños Santísima Trinidad en la ciudad de Córdoba. Allí nos espera Nina, una de las voluntarias que acompaña la obra desde sus inicios. Al traspasar las puertas se abre ante nosotros un paisaje totalmente diferente: muchos colores, mensajes de bienvenida, dibujos, todo luminoso y alegre. A lo largo de este pasillo, nos encontramos con un amplio salón para el cine de los chicos, y al lado, una enorme pieza que representa el sueño de todo niño: casitas, muñecos, juguetes, espacios para dibujar: un gran salón de juegos. También integran la sala una cocina, baños adaptados para niños, un patio con juegos y un depósito en el que conversan alegres un nutrido grupo de voluntarias mientras ordenan las donaciones.
El lema del Cuerpo de Voluntarios es "llenar de amor las horas vacías del niño internado" y para charlar sobre esta obra, que el 29 de mayo cumple 46 años, nos sentamos a conversar con Nina y con Martín, que también es voluntario desde hace 14 años. Acompañar a los niños en situaciones tan difíciles como la enfermedad no es tarea sencilla, pero ellos dan testimonio que el amor, la alegría y el juego son el camino y lo que los distingue en su labor con los más pequeños.
La obra es fundada en 1965 por el médico Romis Raiden, un pediatra catamarqueño que vino a estudiar a Córdoba, se aquerenció al hospital, se hizo muy parte de él y ya nunca se fue. Fue Raiden quien tuvo la visión, aún siendo residente, de la necesidad de este espacio: "a él lo marcó el hecho de que los
chicos permanecían internados en soledad, ya que en esa época los padres no tenían permitido acompañarlos más allá de los horarios de visita. Esta realidad lo golpeó, y al mismo tiempo lo motivó a crear esta obra", nos comparte Martín. Y agrega Nina: "cuando el doctor crea el cuerpo de voluntariado, nos transmite y enseña que desarrollar la mirada sobre el otro es vital. Una mirada particular sobre la criatura, a la que buscaba recrear y devolverle alegría. Esto configura un voluntariado que trabaja en directa vinculación con el niño, el servicio y el amor".
Se sumaron muchos años a la vida de esta asociación sin fines de lucro, y si bien la realidad del hospital cambió en cuestiones claves como la compañía de los padres, la tarea del voluntariado continua trabajando, como en los inicios, para la recreación, afecto, estimulación y comprensión de los pequeños. "Todos los que formamos el cuerpo sabemos que estamos de paso, pero también tenemos plena conciencia que esta tarea es vital para preservar la niñez, el gran tesoro que tenemos como sociedad", aclara Martín.
¿Quiénes la conforman? Actualmente, suman más de 96 voluntarios que dedican un mínimo de cuatro horas semanales para cubrir así el servicio de lunes a sábados de 16 a 20 horas, franja horaria elegida para no interferir en la labor de los médicos por la mañana. El año pasado este grupo regaló más de 10 mil horas voluntarias en el trabajo con los niños.
Cada dos años ingresan nuevos voluntarios luego de realizar un cursillo en el que se construye el perfil del voluntario y la formación para su tarea: "la preparación se realiza durante tres meses en los que trabajamos fuertemente en el perfil que debe tener la persona que realiza este voluntariado y distintas temáticas como la estimulación de los niños, cómo jugar con ellos acorde a sus eda des, cómo es el trabajo en las salas, qué cosas podemos y cuáles no podemos hacer según la reglamentación del hospital, etc. Finalizado este proceso estamos en condiciones de discernir quiénes tienen el perfil para esta tarea", nos explica Martín. Nina agrega que algunas de las condiciones básicas del voluntario se relacionan con el control emocional, el autodominio y el aprendizaje de poner la mirada sobre el otro.
Los niños
Sin duda alguna, los niños son los protagonistas y razón de ser de esa obra, y por eso mismo nos animamos a preguntarles ¿cómo son ellos? Martín destaca que el común denominador de todos es la simpleza, "no son para nada demandantes, con poco se divierten y son felices". Nina rescata las palabras del Dr. Raiden que decía ellos son los maestros y que lo demuestran incluso en el mayor de los dolores. En este sentido, Martín explica que la experiencia de desarraigo que viven estos niños por vivir fuera de su hogar es comparable a la de un secuestro, "en donde al niño se siente en un ambiente invasivo, donde se lo priva de lo que le es más familiar, primario y conocido".
Aún así, el perfil de los niños es un ejemplo muy positivo para imitar: "ellos buscan la forma de divertirse aún en el momento doloroso que atraviesan. Pienso que a diario nos enseñan a comprender y asumir nuestra realidad, mejor que uno. En nuestra adultez hemos perdido un montón de cosas importantes y nos quejamos mucho. Pero ellos es muy difícil se quejen. Sólo necesitan nos acerquemos con mucha ternura y comprensión. Y la alegría que le das con el juego, le cambia su vida en el hospital", comparte con emoción Nina.
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Actualmente, 96 personas se empeñan en “llenar de amor las horas vacías del niño internado”. Siguen los pasos del fundador de la obra del médico Romis Raiden
Recorrer los pasillos de un hospital no suele ser una experiencia agradable. De todas formas, sabíamos que nos conduciría a un lugar que era el "alma" de este hospital. En el camino, nos encontramos con padres preocupados, salas de esperas llenas y habitaciones con muchos pequeños enfermos, algunos con miradas curiosas, otros entretenidos en algún juego o adormecidos por el dolor.
Finalmente, llegamos a la "Sala de estimulación y recreación Dr. Romis A. Raiden", espacio en el que trabaja el Cuerpo de Voluntarios del Hospital de Niños Santísima Trinidad en la ciudad de Córdoba. Allí nos espera Nina, una de las voluntarias que acompaña la obra desde sus inicios. Al traspasar las puertas se abre ante nosotros un paisaje totalmente diferente: muchos colores, mensajes de bienvenida, dibujos, todo luminoso y alegre. A lo largo de este pasillo, nos encontramos con un amplio salón para el cine de los chicos, y al lado, una enorme pieza que representa el sueño de todo niño: casitas, muñecos, juguetes, espacios para dibujar: un gran salón de juegos. También integran la sala una cocina, baños adaptados para niños, un patio con juegos y un depósito en el que conversan alegres un nutrido grupo de voluntarias mientras ordenan las donaciones.
El lema del Cuerpo de Voluntarios es "llenar de amor las horas vacías del niño internado" y para charlar sobre esta obra, que el 29 de mayo cumple 46 años, nos sentamos a conversar con Nina y con Martín, que también es voluntario desde hace 14 años. Acompañar a los niños en situaciones tan difíciles como la enfermedad no es tarea sencilla, pero ellos dan testimonio que el amor, la alegría y el juego son el camino y lo que los distingue en su labor con los más pequeños.
La obra es fundada en 1965 por el médico Romis Raiden, un pediatra catamarqueño que vino a estudiar a Córdoba, se aquerenció al hospital, se hizo muy parte de él y ya nunca se fue. Fue Raiden quien tuvo la visión, aún siendo residente, de la necesidad de este espacio: "a él lo marcó el hecho de que los
chicos permanecían internados en soledad, ya que en esa época los padres no tenían permitido acompañarlos más allá de los horarios de visita. Esta realidad lo golpeó, y al mismo tiempo lo motivó a crear esta obra", nos comparte Martín. Y agrega Nina: "cuando el doctor crea el cuerpo de voluntariado, nos transmite y enseña que desarrollar la mirada sobre el otro es vital. Una mirada particular sobre la criatura, a la que buscaba recrear y devolverle alegría. Esto configura un voluntariado que trabaja en directa vinculación con el niño, el servicio y el amor".
Se sumaron muchos años a la vida de esta asociación sin fines de lucro, y si bien la realidad del hospital cambió en cuestiones claves como la compañía de los padres, la tarea del voluntariado continua trabajando, como en los inicios, para la recreación, afecto, estimulación y comprensión de los pequeños. "Todos los que formamos el cuerpo sabemos que estamos de paso, pero también tenemos plena conciencia que esta tarea es vital para preservar la niñez, el gran tesoro que tenemos como sociedad", aclara Martín.
¿Quiénes la conforman? Actualmente, suman más de 96 voluntarios que dedican un mínimo de cuatro horas semanales para cubrir así el servicio de lunes a sábados de 16 a 20 horas, franja horaria elegida para no interferir en la labor de los médicos por la mañana. El año pasado este grupo regaló más de 10 mil horas voluntarias en el trabajo con los niños.
Cada dos años ingresan nuevos voluntarios luego de realizar un cursillo en el que se construye el perfil del voluntario y la formación para su tarea: "la preparación se realiza durante tres meses en los que trabajamos fuertemente en el perfil que debe tener la persona que realiza este voluntariado y distintas temáticas como la estimulación de los niños, cómo jugar con ellos acorde a sus eda des, cómo es el trabajo en las salas, qué cosas podemos y cuáles no podemos hacer según la reglamentación del hospital, etc. Finalizado este proceso estamos en condiciones de discernir quiénes tienen el perfil para esta tarea", nos explica Martín. Nina agrega que algunas de las condiciones básicas del voluntario se relacionan con el control emocional, el autodominio y el aprendizaje de poner la mirada sobre el otro.
Los niños
Sin duda alguna, los niños son los protagonistas y razón de ser de esa obra, y por eso mismo nos animamos a preguntarles ¿cómo son ellos? Martín destaca que el común denominador de todos es la simpleza, "no son para nada demandantes, con poco se divierten y son felices". Nina rescata las palabras del Dr. Raiden que decía ellos son los maestros y que lo demuestran incluso en el mayor de los dolores. En este sentido, Martín explica que la experiencia de desarraigo que viven estos niños por vivir fuera de su hogar es comparable a la de un secuestro, "en donde al niño se siente en un ambiente invasivo, donde se lo priva de lo que le es más familiar, primario y conocido".
Aún así, el perfil de los niños es un ejemplo muy positivo para imitar: "ellos buscan la forma de divertirse aún en el momento doloroso que atraviesan. Pienso que a diario nos enseñan a comprender y asumir nuestra realidad, mejor que uno. En nuestra adultez hemos perdido un montón de cosas importantes y nos quejamos mucho. Pero ellos es muy difícil se quejen. Sólo necesitan nos acerquemos con mucha ternura y comprensión. Y la alegría que le das con el juego, le cambia su vida en el hospital", comparte con emoción Nina.
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Misa Criolla, donde religión y cultura se funden
Música - Historia de la célebre obra compuesta por Ariel Ramírez
Los grandes músicos han realizados obras integrales para plasmar su sentir religioso, ya sea como una manera de elevar su oración al Señor, de manifestar su amor por María o de manifestar su devoción por los santos.
Desde siempre, el hombre ha sentido la necesidad de expresar su religiosidad; en muchos casos, a través de las diferentes manifestaciones artísticas. Para ello se valió de pinturas, canciones, poemas, cuentos, novelas, películas, danzas…
El año 1964 dejó una obra musical inmensamente popular en el mundo entero: La Misa Criolla. A ella le han sucedido infinidad de trabajos similares realizados en los diferentes idiomas y los más diversos ritmos y géneros musicales. Pero sin dudas, la creación de Ariel Ramírez, en sus distintas versiones, es la más difundida.
La Misa Criolla fue la que marcó un punto de inflexión, no sólo en las carreras profesionales del músico santafesino y de Los Fronterizos, sino en el folklore argentino y su reconocimiento en el ámbito internacional. ¿Pero cómo se gestó tan maravilloso trabajo?
La idea de escribir una misa, hacía varios años que rondaba en la cabeza de Ariel Ramírez. Hacia 1950 partió a Europa en busca de nuevas experiencias y más conocimientos. Allí vivió durante un tiempo en un monasterio austríaco y trabó gran amistad con su director, a quien acompañó durante un traslado a Alemania. Fue en una ciudad a cien kilómetros de Frankfurt, donde Ramírez conoció a dos monjitas cuyo testimonio lo marcaron profundamente. Un día mirando unos bellos jardines frente al convento, las monjitas Elizabeth y Regina Bruckner le dijeron: “Es una belleza pero usted no sabe lo que hemos llorado nosotras durante la guerra, porque ahí era un campo de concentración donde había como 800 judíos esperando la muerte que les había fijado el nazismo’. En aquel momento, quien ayudara a un judío era condenado a la pena de muerte y pese a ello, las religiosas se las arreglaban para pasarles comida por debajo del alambrado todas las noches. Corría 1952 y la historia de las religiosas había movilizado de tal manera al joven pianista, que decidió dedicarles una obra.
Semejante acto de heroísmo y humanidad, bien valía un homenaje. En un principio, pensó en hacer una versión criolla del Ave María. Cuando volvió a la Argentina, al promediar la década, se abocó de lleno a la Misa Criolla, obra que escribió especialmente para que la cantaran Los Fronterizos.
Antecedentes
Si bien hoy existen en el mercado diferentes “Misas”, el pianista no tenía muchos modelos en que basarse. Apenas si se había difundido muy tímidamente la “Misa Luba”, cantada en latín y con ritmos africanos. Decidió entonces abordar los ritmos de los que se había imbuido durante sus viajes al norte del país, cuando aún era un muchacho. Vidalas, bagualas, carnavalitos, takiraris, erques, quenas, charangos y pincullos, se convirtieron en términos familiares para él y ya nunca, a lo largo de su carrera artística, se apartaría de ellos.
Definido el estilo que utilizaría, la parte musical no fue mayor problema; las dificultades se presentaron a la hora de decidir el texto litúrgico. Un amigo de la infancia, también santafesino, fue quien le allanó el camino. El padre Osvaldo Catena lo orientó en esta obra y le acercó los textos en español (no olvidemos que estos se aceptaron en 1962 ya que, antes, las misas eran en latín) De esta tarea participó también el sacerdote Alejandro Mayol.
Han quedado en el recuerdo de todos, los nombres de Ariel Ramírez y Los Fronterizos. Sin embargo es importante destacar al menos, que otros artistas fueron también piezas fundamentales para lograr el éxito de la Misa Criolla y Navidad Nuestra (lado B de aquel viejo LP) Participaron de este trabajo, Domingo Cura en bombo y timbales; Jaime Torres en charango; Alfredo Remus en contrabajo; el Chango Farías Gómez en bombo y accesorios de percusión, y Raúl Barboza dando vida al chamamé “La Anunciación”, con su acordeón. Luis Amaya, José Medina y Juancito El Peregrino, aportaron el sonido de sus guitarras. A ellos hay que sumar el invalorable aporte del padre Jesús Gabriel Segade, al frente del coro de la Cantoría de la Basílica del Socorro.
El éxito de la Misa Criolla fue inmediato. De todas partes llegaban los pedidos de los discos que salían a la calle y se agotaban con total rapidez. La obra estaba en boca de todos y la convocatoria a cantarla en vivo se repetía insistentemente. Sin embargo esto no ocurrió, al menos oficialmente, hasta marzo de 1967, en que fue presentada en una catedral de Alemania. Más de veinte años más tarde, el 31 de mayo de 1978, la Misa Criolla se cantó por primera vez en función de la ceremonia religiosa, durante un oficio ecuménico concelebrado en la Catedral de Buenos Aires por líderes de distintas religiones y en varios idiomas, horas antes del comienzo del Mundial de Fútbol.
La Misa Criolla, muestra por excelencia de la cultura puesta al servicio de lo religioso, lleva vendidos en todo el mundo más de sesenta millones de discos de su grabación original y la innumerable cantidad versiones en otros idiomas.
Fuente: Aldasoro, Cristián "Nacidos para cantar juntos", Ediciones Tierra ADentro, Córdoba, 2004
Los grandes músicos han realizados obras integrales para plasmar su sentir religioso, ya sea como una manera de elevar su oración al Señor, de manifestar su amor por María o de manifestar su devoción por los santos.
Los músicos Eduardo Madeo y Yayo Quesada (integrantes de Los Fronterizos), junto al compositor Ariel Ramirez y a Jaime Torres en el Vaticano, haciendo entrega de una copia de la obra al papa Pablo VI. |
El año 1964 dejó una obra musical inmensamente popular en el mundo entero: La Misa Criolla. A ella le han sucedido infinidad de trabajos similares realizados en los diferentes idiomas y los más diversos ritmos y géneros musicales. Pero sin dudas, la creación de Ariel Ramírez, en sus distintas versiones, es la más difundida.
La Misa Criolla fue la que marcó un punto de inflexión, no sólo en las carreras profesionales del músico santafesino y de Los Fronterizos, sino en el folklore argentino y su reconocimiento en el ámbito internacional. ¿Pero cómo se gestó tan maravilloso trabajo?
La idea de escribir una misa, hacía varios años que rondaba en la cabeza de Ariel Ramírez. Hacia 1950 partió a Europa en busca de nuevas experiencias y más conocimientos. Allí vivió durante un tiempo en un monasterio austríaco y trabó gran amistad con su director, a quien acompañó durante un traslado a Alemania. Fue en una ciudad a cien kilómetros de Frankfurt, donde Ramírez conoció a dos monjitas cuyo testimonio lo marcaron profundamente. Un día mirando unos bellos jardines frente al convento, las monjitas Elizabeth y Regina Bruckner le dijeron: “Es una belleza pero usted no sabe lo que hemos llorado nosotras durante la guerra, porque ahí era un campo de concentración donde había como 800 judíos esperando la muerte que les había fijado el nazismo’. En aquel momento, quien ayudara a un judío era condenado a la pena de muerte y pese a ello, las religiosas se las arreglaban para pasarles comida por debajo del alambrado todas las noches. Corría 1952 y la historia de las religiosas había movilizado de tal manera al joven pianista, que decidió dedicarles una obra.
Semejante acto de heroísmo y humanidad, bien valía un homenaje. En un principio, pensó en hacer una versión criolla del Ave María. Cuando volvió a la Argentina, al promediar la década, se abocó de lleno a la Misa Criolla, obra que escribió especialmente para que la cantaran Los Fronterizos.
Antecedentes
Si bien hoy existen en el mercado diferentes “Misas”, el pianista no tenía muchos modelos en que basarse. Apenas si se había difundido muy tímidamente la “Misa Luba”, cantada en latín y con ritmos africanos. Decidió entonces abordar los ritmos de los que se había imbuido durante sus viajes al norte del país, cuando aún era un muchacho. Vidalas, bagualas, carnavalitos, takiraris, erques, quenas, charangos y pincullos, se convirtieron en términos familiares para él y ya nunca, a lo largo de su carrera artística, se apartaría de ellos.
Definido el estilo que utilizaría, la parte musical no fue mayor problema; las dificultades se presentaron a la hora de decidir el texto litúrgico. Un amigo de la infancia, también santafesino, fue quien le allanó el camino. El padre Osvaldo Catena lo orientó en esta obra y le acercó los textos en español (no olvidemos que estos se aceptaron en 1962 ya que, antes, las misas eran en latín) De esta tarea participó también el sacerdote Alejandro Mayol.
Han quedado en el recuerdo de todos, los nombres de Ariel Ramírez y Los Fronterizos. Sin embargo es importante destacar al menos, que otros artistas fueron también piezas fundamentales para lograr el éxito de la Misa Criolla y Navidad Nuestra (lado B de aquel viejo LP) Participaron de este trabajo, Domingo Cura en bombo y timbales; Jaime Torres en charango; Alfredo Remus en contrabajo; el Chango Farías Gómez en bombo y accesorios de percusión, y Raúl Barboza dando vida al chamamé “La Anunciación”, con su acordeón. Luis Amaya, José Medina y Juancito El Peregrino, aportaron el sonido de sus guitarras. A ellos hay que sumar el invalorable aporte del padre Jesús Gabriel Segade, al frente del coro de la Cantoría de la Basílica del Socorro.
El éxito de la Misa Criolla fue inmediato. De todas partes llegaban los pedidos de los discos que salían a la calle y se agotaban con total rapidez. La obra estaba en boca de todos y la convocatoria a cantarla en vivo se repetía insistentemente. Sin embargo esto no ocurrió, al menos oficialmente, hasta marzo de 1967, en que fue presentada en una catedral de Alemania. Más de veinte años más tarde, el 31 de mayo de 1978, la Misa Criolla se cantó por primera vez en función de la ceremonia religiosa, durante un oficio ecuménico concelebrado en la Catedral de Buenos Aires por líderes de distintas religiones y en varios idiomas, horas antes del comienzo del Mundial de Fútbol.
La Misa Criolla, muestra por excelencia de la cultura puesta al servicio de lo religioso, lleva vendidos en todo el mundo más de sesenta millones de discos de su grabación original y la innumerable cantidad versiones en otros idiomas.
Fuente: Aldasoro, Cristián "Nacidos para cantar juntos", Ediciones Tierra ADentro, Córdoba, 2004
Violencia de género... humano
Javier Cámara
DIRECTOR
javierenriquecamara@gmail.com
Cuando se afirma que la no despenalización del aborto es violencia de género, lo que se busca es adosarle a la defensa de la vida toda la carga negativa con la que la sociedad, afortunadamente, percibe el maltrato a la mujer.
La ministra de la Corte Suprema de Justicia dela Nación, Carmen Argibay, pasó por Córdoba el pasado 19 de abril, para presentar un libro sobre derechos humanos, género y violencia. En el marco de esa visita, en declaraciones a la prensa, la magistrada que promueve la legalización del aborto, dijo que “no despenalizar el aborto también es un episodio de violencia de género”.
Según publica el diario La Voz del Interior, consultada al respecto, la jueza respondió: “Yo creo que (la no despenalización del aborto) sí (es un episodio de violencia de género), pero esa es mi opinión, que hay muchos que no la comparten. (La no despenalización del aborto) es un desprecio hacia la personalidad de la mujer, que es una forma de violencia porque es no permitirle tomar decisiones sobre cuál es la vida que quiere, directamente. Pero muchos no la interpretarán como violencia hacia la mujer, porque se sostiene que su función primordial es la de ser madre, lo cual es una barbaridad”. Luego agregó: “Yo creo que lo fundamental es ser mujer y que la maternidad es otra cosa. La cuestión es que muchos no lo entenderían así. Y es que hay un conflicto entre dos bienes jurídicos protegidos en esta materia, y hay que resolverlo de alguna manera”, dijo la jueza.
A priori, es necesario subrayar que el marco jurídico argentino que Argibay debe hacer cumplir, tiene resuelto ese conflicto entre los “dos bienes jurídicos” que ella plantea. La Constitución nacional, desde la reforma de 1994, en su artículo 75 inciso 23, prioriza la vida de la persona por nacer, a la que considera en situación de desamparo y, en consecuencia, establece que la vida es un valor jurídicamente superior a la mera voluntad de la madre y del padre. Además, el artículo 75 inciso 22, que otorga jerarquía constitucional a los tratados internacionales de derechos humanos, determina que, con rango superior a las leyes y actos administrativos, tenga supremacía el artículo 6 inciso 1° de la Convención sobre los derechos del niño, que establece: "Los estados partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida".
Aclarado ese punto, avanzamos en lo propio de esta reflexión, que es analizar el contenido y el objetivo de las expresiones de Argibay. Resulta necesario hacerlo porque se trata, en el fondo, de la vida de millones de personas. Hay que reiterarlo hasta el cansancio: se ha demostrado que la despenalización –o legalización- no hace más que multiplicar el número de abortos que se practican, a raíz del desprecio por el valor de la vida naciente que se establece en la cultura por el simple “valor pedagógico” de la ley. “Si es
legal es bueno”, se acepta, y el resultado es nefasto: sólo en Estados Unidos, desde 1973, cuando la Corte Suprema de ese país lo despenalizó, el aborto “legal” impidió que 60.800.000 personas nacieran, crecieran, se desarrollaran y ejercieran los derechos humanos que Argibay dice defender.
Con estos números podemos reformular el postulado de la magistrada: es el aborto, y no su despenalización, la verdadera “violencia de género”; pero de “género humano”, ya que su legalización le ha costado al mundo la eliminación de toda una “generación” de personas, mujeres y varones, varones y mujeres.
Perspectiva de género y objetivos de Argibay
En la puja abortista, la cuestión discursiva sigue siendo estratégica para el debate político, y es necesario ponerla en evidencia. En este caso, Argibay apela a la “perspectiva de género”, una categoría posmoderna de análisis de la realidad social y política, de contornos difusos y ambiguos, que considera que lo femenino y lo masculino son dimensiones de origen cultural, y que desconoce la relevancia del dato biológico.
Esta perspectiva pretende discernir y denunciar los “condicionamientos culturales” que oprimen a la mujer y, a su vez, promueve iniciativas para liberarla de esos condicionamientos.
En este sentido, la “violencia de género” abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. “Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física”, dice la Convención de Belem do Pará (2004).
El problema es que para los promotores de esta perspectiva, la maternidad, por ejemplo, puede ser asumida como uno de estos “ataques simbólicos” a la libertad femenina. Y, en consecuencia, los que no reconocen
el derecho de las mujeres a evitarla de cualquier modo, se transforman en violentos maltratadores.
Cuando Argibay y los voceros de las multinacionales de la muerte proclaman que la no despenalización del aborto “es violencia de genéro”, lo que buscan es adhosarle a la protección de la vida naciente toda la
carga negativa con la que, afortunadamente cada vez más, la sociedad percibe la violencia hacia la mujer.
El objetivo es que la cultura mediatizada termine equiparando a todas aquellas personas que se oponen a la despenalización del aborto, con la defensa de un machismo anacrónico, o directamente con la perversa actitud de los delincuentes que agreden y maltratan a las mujeres. En fin, otra perversidad.
DIRECTOR
javierenriquecamara@gmail.com
Cuando se afirma que la no despenalización del aborto es violencia de género, lo que se busca es adosarle a la defensa de la vida toda la carga negativa con la que la sociedad, afortunadamente, percibe el maltrato a la mujer.
La ministra de la Corte Suprema de Justicia dela Nación, Carmen Argibay, pasó por Córdoba el pasado 19 de abril, para presentar un libro sobre derechos humanos, género y violencia. En el marco de esa visita, en declaraciones a la prensa, la magistrada que promueve la legalización del aborto, dijo que “no despenalizar el aborto también es un episodio de violencia de género”.
Según publica el diario La Voz del Interior, consultada al respecto, la jueza respondió: “Yo creo que (la no despenalización del aborto) sí (es un episodio de violencia de género), pero esa es mi opinión, que hay muchos que no la comparten. (La no despenalización del aborto) es un desprecio hacia la personalidad de la mujer, que es una forma de violencia porque es no permitirle tomar decisiones sobre cuál es la vida que quiere, directamente. Pero muchos no la interpretarán como violencia hacia la mujer, porque se sostiene que su función primordial es la de ser madre, lo cual es una barbaridad”. Luego agregó: “Yo creo que lo fundamental es ser mujer y que la maternidad es otra cosa. La cuestión es que muchos no lo entenderían así. Y es que hay un conflicto entre dos bienes jurídicos protegidos en esta materia, y hay que resolverlo de alguna manera”, dijo la jueza.
A priori, es necesario subrayar que el marco jurídico argentino que Argibay debe hacer cumplir, tiene resuelto ese conflicto entre los “dos bienes jurídicos” que ella plantea. La Constitución nacional, desde la reforma de 1994, en su artículo 75 inciso 23, prioriza la vida de la persona por nacer, a la que considera en situación de desamparo y, en consecuencia, establece que la vida es un valor jurídicamente superior a la mera voluntad de la madre y del padre. Además, el artículo 75 inciso 22, que otorga jerarquía constitucional a los tratados internacionales de derechos humanos, determina que, con rango superior a las leyes y actos administrativos, tenga supremacía el artículo 6 inciso 1° de la Convención sobre los derechos del niño, que establece: "Los estados partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida".
Aclarado ese punto, avanzamos en lo propio de esta reflexión, que es analizar el contenido y el objetivo de las expresiones de Argibay. Resulta necesario hacerlo porque se trata, en el fondo, de la vida de millones de personas. Hay que reiterarlo hasta el cansancio: se ha demostrado que la despenalización –o legalización- no hace más que multiplicar el número de abortos que se practican, a raíz del desprecio por el valor de la vida naciente que se establece en la cultura por el simple “valor pedagógico” de la ley. “Si es
legal es bueno”, se acepta, y el resultado es nefasto: sólo en Estados Unidos, desde 1973, cuando la Corte Suprema de ese país lo despenalizó, el aborto “legal” impidió que 60.800.000 personas nacieran, crecieran, se desarrollaran y ejercieran los derechos humanos que Argibay dice defender.
Con estos números podemos reformular el postulado de la magistrada: es el aborto, y no su despenalización, la verdadera “violencia de género”; pero de “género humano”, ya que su legalización le ha costado al mundo la eliminación de toda una “generación” de personas, mujeres y varones, varones y mujeres.
Perspectiva de género y objetivos de Argibay
En la puja abortista, la cuestión discursiva sigue siendo estratégica para el debate político, y es necesario ponerla en evidencia. En este caso, Argibay apela a la “perspectiva de género”, una categoría posmoderna de análisis de la realidad social y política, de contornos difusos y ambiguos, que considera que lo femenino y lo masculino son dimensiones de origen cultural, y que desconoce la relevancia del dato biológico.
Esta perspectiva pretende discernir y denunciar los “condicionamientos culturales” que oprimen a la mujer y, a su vez, promueve iniciativas para liberarla de esos condicionamientos.
En este sentido, la “violencia de género” abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. “Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física”, dice la Convención de Belem do Pará (2004).
El problema es que para los promotores de esta perspectiva, la maternidad, por ejemplo, puede ser asumida como uno de estos “ataques simbólicos” a la libertad femenina. Y, en consecuencia, los que no reconocen
el derecho de las mujeres a evitarla de cualquier modo, se transforman en violentos maltratadores.
Cuando Argibay y los voceros de las multinacionales de la muerte proclaman que la no despenalización del aborto “es violencia de genéro”, lo que buscan es adhosarle a la protección de la vida naciente toda la
carga negativa con la que, afortunadamente cada vez más, la sociedad percibe la violencia hacia la mujer.
El objetivo es que la cultura mediatizada termine equiparando a todas aquellas personas que se oponen a la despenalización del aborto, con la defensa de un machismo anacrónico, o directamente con la perversa actitud de los delincuentes que agreden y maltratan a las mujeres. En fin, otra perversidad.
El Papa da esperanza por TV
En un hecho inédito, Benedicto respondió por televisión varias preguntas enviadas a un programa de la RAI , desde distintos países, por siete personas.
Respondiendo a siete preguntas planteadas por seis cristianos y una musulmana, Benedicto XVI lanzó un mensaje de esperanza y confianza en el amor de Dios por la humanidad en un programa televisivo emitido el pasado Viernes Santo por la RAI italiana.
Por primera vez en la historia, un pontífice respondió en televisión a las preguntas de televidentes seleccionadas de entre miles que habían llegado desde varios continentes. En un primer momento se habían escogido tres, pero el papa acabó respondiendo a siete. En sus respuestas, reconoció la necesidad de encomendarse a Dios ante realidades tan duras como plantean el terremoto de Japón o un hijo en estado vegetativo.
De hecho, la primera pregunta fue planteada por una niña japonesa de siete años, Elena, quien compartió su tristeza "porque muchos niños de mi edad han muerto", dijo, tras el terrible sismo del 11 de marzo. “También yo me pregunto: ¿por qué es así?”, confesó el pontífice. “No tenemos respuesta, pero sabemos que Jesús ha sufrido como ustedes, inocentes, y que el Dios verdadero que se muestra en Jesús, está a vuestro lado”. El Papa agregó que es necesario “ser conscientes de que, un día, comprenderemos que este
sufrimiento no era algo vacío, no era inútil, sino que detrás del sufrimiento hay un proyecto bueno, un proyecto de amor”.
La esperanza fue también la característica de la segunda respuesta a María Teresa, una madre que preguntó si el alma de su hijo, Francesco, en estado vegetativo desde Pascua de 2009 “ha abandonado su cuerpo, dado que ya no es consciente”.
“Ciertamente el alma está todavía presente en el cuerpo –respondió el Papa-. La situación es algo así como la de una guitarra que tiene las cuerdas rotas y que no se puede tocar. Así también el instrumento del cuerpo es frágil, vulnerable, y el alma no puede 'tocar', por decirlo en algún modo, pero sigue presente”, ejemplificó Benedicto. Y aseguró que “esta alma escondida siente en profundidad vuestro amor, a pesar de que no comprende los detalles, las palabras, pero siente la presencia del amor”.
Su mensaje de esperanza alcanzó también al grupo de jóvenes cristianos iraquíes de Bagdad, que le preguntaron cómo era posible ayudar a los miembros de su comunidad, “perseguidos como Jesús”, “para que se replanteen el deseo de emigrar a otros países”.
“Rezo cada día por los cristianos de Irak -aseguró el Papa-. Son nuestros hermanos que sufren, como también en otras tierras del mundo, y por esto los siento especialmente cercanos a mi corazón”.
Aseguró su compromiso para “hacer un trabajo de reconciliación, de comprensión, también con el gobierno, ayudarle en este difícil camino de recomponer una sociedad desgarrada”.
El papa se dirigió también a una mujer musulmana de Costa de Marfil, Bintù, viuda con cuatro hijos, quien recordó cómo, en su país, cristianos y musulmanes siempre han vivido en armonía, mientras que "ahora todo ha cambiado", con la guerra civil.
El papa se dirigió también a una mujer musulmana de Costa de Marfil, Bintù, viuda con cuatro hijos, quien recordó cómo, en su país, cristianos y musulmanes siempre han vivido en armonía, mientras que "ahora todo ha cambiado", con la guerra civil.
Murió Pedro Frías, el Tomás Moro cordobés
Homenaje
Destacado jurista y académico, escritor, ex embajador y disertante calificado, siempre fue un hombre de Dios, humilde, afable y, sobretodo, generoso.
El 2 de abril pasado, a los 92 años, Pedro J. Frías partió hacia donde su nostalgia y su esperanza profundamente cristiana siempre lo habían querido llevar. En paz consigo mismo, con sus familiares y amigos,
Don Pedro dejó esta vida. Pero dejó su ejemplo a todos aquellos que lo conocieron.
Por su inteligencia, su apego al trabajo, su constancia y su sabiduría don Pedro fue todo lo que los diarios publicaron el día después de su fallecimiento: ex embajador ante el Vaticano y en Bélgica; miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba; destacadísimo jurista y constitucionalista; profesor, consejero y vicedecano de la Universidad Nacional de Córdoba; colaborador permanente de la Universidad Católica de Córdoba; ministro de la Corte Suprema de Justicia; consultor de la mediación papal entre 1979 y 1980 por la que se evitó la guerra con Chile; autor de más de 20 libros, y de incontables artículos sobres temas instituciones, políticos y jurídicos. Miembro de los consejos de redacción de revistas y de diarios nacionales y provinciales, y un orador siempre dispuesto, incansable y digno de escuchar.
Efectivamente, don Pedro fue todo eso. Pero, también, mucho más. “Mi pertenencia a la Acción Católica, desde los Niños a la Juventud fue riquísima, no sólo para la vida diaria sino para mi espiritualidad. Hemos seguido fieles a la Acción Católica”, dijo años atrás con motivo de un homenaje que le hicieron en
esta institución.
En la Arquidiócesis de Córdoba integró el Consejo de la Juventud, fue vicepresidente y luego secretario de la Junta Arquidiocesana.
Sus amigos le reconocen, además, una enorme fe, una integridad a prueba de presiones y poderes externos, el humor de los santos y una humildad conmovedora.
Pero, fue aún más. Fue el que durante la crisis por el “Rodrigazo” hacía carnear la hacienda de su campo para repartirla entre los habitantes más necesitados de los parajes de San Lorenzo y Agua de las Piedras, y para los estudiantes del Seminario Mayor.
Fue el que donó partes de sus terrenos y hasta viviendas construidas a varias familias pobres del interior provincial.
Fue el que durante más de 40 años se encargó de proveer de papel de diario a los habitantes de la comunidad de Agua de las Piedras, para que tuvieran papel suficiente para encender sus hornos de pan o para envolver los huevos que vendían en la zona.
Fue el que, sobre todo en los últimos años, dedicó su tiempo para visitar semanalmente a todos sus amigos enfermos, ocupándose de los menesteres necesarios para hacer más llevaderas sus necesidades físicas y afectivas.
Fue el que mes a mes compraba varios ejemplares de este Periódico Encuentro para repartirlos entre sus amigos y familiares, como un modo de colaborar con esta obra.
Don Pedro fue todo eso. Una suerte de Tomás Moro cordobés, que compartió espacio, tiempo y prestigio con reyes, papas y presidentes, pero que nunca dejó de ver a Jesús en las necesidades de los más pobres.
Destacado jurista y académico, escritor, ex embajador y disertante calificado, siempre fue un hombre de Dios, humilde, afable y, sobretodo, generoso.
El 2 de abril pasado, a los 92 años, Pedro J. Frías partió hacia donde su nostalgia y su esperanza profundamente cristiana siempre lo habían querido llevar. En paz consigo mismo, con sus familiares y amigos,
Don Pedro dejó esta vida. Pero dejó su ejemplo a todos aquellos que lo conocieron.
Por su inteligencia, su apego al trabajo, su constancia y su sabiduría don Pedro fue todo lo que los diarios publicaron el día después de su fallecimiento: ex embajador ante el Vaticano y en Bélgica; miembro de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba; destacadísimo jurista y constitucionalista; profesor, consejero y vicedecano de la Universidad Nacional de Córdoba; colaborador permanente de la Universidad Católica de Córdoba; ministro de la Corte Suprema de Justicia; consultor de la mediación papal entre 1979 y 1980 por la que se evitó la guerra con Chile; autor de más de 20 libros, y de incontables artículos sobres temas instituciones, políticos y jurídicos. Miembro de los consejos de redacción de revistas y de diarios nacionales y provinciales, y un orador siempre dispuesto, incansable y digno de escuchar.
Efectivamente, don Pedro fue todo eso. Pero, también, mucho más. “Mi pertenencia a la Acción Católica, desde los Niños a la Juventud fue riquísima, no sólo para la vida diaria sino para mi espiritualidad. Hemos seguido fieles a la Acción Católica”, dijo años atrás con motivo de un homenaje que le hicieron en
esta institución.
En la Arquidiócesis de Córdoba integró el Consejo de la Juventud, fue vicepresidente y luego secretario de la Junta Arquidiocesana.
Sus amigos le reconocen, además, una enorme fe, una integridad a prueba de presiones y poderes externos, el humor de los santos y una humildad conmovedora.
Pero, fue aún más. Fue el que durante la crisis por el “Rodrigazo” hacía carnear la hacienda de su campo para repartirla entre los habitantes más necesitados de los parajes de San Lorenzo y Agua de las Piedras, y para los estudiantes del Seminario Mayor.
Fue el que donó partes de sus terrenos y hasta viviendas construidas a varias familias pobres del interior provincial.
Fue el que durante más de 40 años se encargó de proveer de papel de diario a los habitantes de la comunidad de Agua de las Piedras, para que tuvieran papel suficiente para encender sus hornos de pan o para envolver los huevos que vendían en la zona.
Fue el que, sobre todo en los últimos años, dedicó su tiempo para visitar semanalmente a todos sus amigos enfermos, ocupándose de los menesteres necesarios para hacer más llevaderas sus necesidades físicas y afectivas.
Fue el que mes a mes compraba varios ejemplares de este Periódico Encuentro para repartirlos entre sus amigos y familiares, como un modo de colaborar con esta obra.
Don Pedro fue todo eso. Una suerte de Tomás Moro cordobés, que compartió espacio, tiempo y prestigio con reyes, papas y presidentes, pero que nunca dejó de ver a Jesús en las necesidades de los más pobres.
Los efectos del rencor
Lic. Alejandra Mottola
ESPECIAL PARA ENCUENTRO
El rencor es un sentimiento de odio hacia alguien que nos ha lastimado o perjudicado, un sentimiento que si no se purifica genera ecos negativos permanentes que resuenan en el interior y contaminan los pensamientos, los gestos y las actitudes. La psicología nos plantea que todo lo que sentimos y pensamos es lo que de alguna forma determina nuestra manera de ser y de actuar; y que la presencia de resentimientos y pensamientos negativos tales como el odio y la ira comprometen nuestra manera de interpretar y vivir la realidad. Cuando recordamos una ofensa experimentamos sensaciones de angustia, dolor, frustración, y lo mismo sucede cuando dichas vivencias cargadas de emotividad negativa se convierten en compañeros permanentes en nuestra vida: los efectos terminan siendo gravemente nocivos ya que afectan al bienestar psicofísico espiritual de la persona. La psiconeuroinmunología hace tiempo que ha planteado que la salud está estrechamente ligada a las actitudes. Nuestro sistema inmune se resiente en la medida en que sentimos y pensamos negativamente. Así, se ha comprobado que las emociones tales como el enojo favorecen la hipertensión arterial, los dolores de cabeza, la indigestión, la tensión muscular y otras patologías. Hay ciertos elementos que favorecen la existencia de resentimientos y enojos, entre ellos:
* Interpretar la ofensa como extremadamente personal
* Culpar al ofensor por nuestros sentimientos,
cediendo al otro el poder de controlar nuestras emociones
* La idealización de las personas
* La sensación de inseguridad y los temores que se ocultan tras esa fachada
¿Cuál es el secreto para evitar el rencor?
No es otro más que el legado que Jesús nos dejó: amarnos los unos a los otros y perdonar a los que nos ofenden, de la misma manera que Dios nos ama y nos perdona.
La ciencia redescubre el PERDÓN para advertir que nos devuelve la integridad y la paz en nuestra mente y en nuestro espíritu. Los investigadores plantean que las personas que perdonan se liberan para vivir en plenitud, con un evidente beneficio físico y emocional, ya que ello elimina los sentimientos negativos que perjudican la salud. Las personas que son capaces de perdonar experimentan numerosos beneficios tales como:
* Disminución de la ira, hostilidad, ansiedad y depresión
* Aumento de autoestima y sentimientos de amor
* Restauración de la confianza en los demás y fortalecimiento de las relaciones.
En su libro Perdonar, la educadora Robin Casarjian propone ser amables con uno mismo y relajarse a la hora de recordar aquellos momentos en los que uno se haya enojado, e invita a registrar los sentimientos y a mirar más profundamente, para saber qué hay debajo de ese miedo o tristeza. Propone también hacer un listado de aquello que se desea o necesita recibir la persona que nos hizo daño e imaginar que se está con ella y decirle todo sin responsabilizarla de darnos eso que descubrimos. En síntesis, en palabras del padre Ignacio Larrañaga, para perdonar tenemos que aprender "el deporte de amar" que consiste justamente en rodear constantemente de amor a esa persona de la cual recibimos la desilusión o la traición.
ESPECIAL PARA ENCUENTRO
El rencor es un sentimiento de odio hacia alguien que nos ha lastimado o perjudicado, un sentimiento que si no se purifica genera ecos negativos permanentes que resuenan en el interior y contaminan los pensamientos, los gestos y las actitudes. La psicología nos plantea que todo lo que sentimos y pensamos es lo que de alguna forma determina nuestra manera de ser y de actuar; y que la presencia de resentimientos y pensamientos negativos tales como el odio y la ira comprometen nuestra manera de interpretar y vivir la realidad. Cuando recordamos una ofensa experimentamos sensaciones de angustia, dolor, frustración, y lo mismo sucede cuando dichas vivencias cargadas de emotividad negativa se convierten en compañeros permanentes en nuestra vida: los efectos terminan siendo gravemente nocivos ya que afectan al bienestar psicofísico espiritual de la persona. La psiconeuroinmunología hace tiempo que ha planteado que la salud está estrechamente ligada a las actitudes. Nuestro sistema inmune se resiente en la medida en que sentimos y pensamos negativamente. Así, se ha comprobado que las emociones tales como el enojo favorecen la hipertensión arterial, los dolores de cabeza, la indigestión, la tensión muscular y otras patologías. Hay ciertos elementos que favorecen la existencia de resentimientos y enojos, entre ellos:
* Interpretar la ofensa como extremadamente personal
* Culpar al ofensor por nuestros sentimientos,
cediendo al otro el poder de controlar nuestras emociones
* La idealización de las personas
* La sensación de inseguridad y los temores que se ocultan tras esa fachada
¿Cuál es el secreto para evitar el rencor?
No es otro más que el legado que Jesús nos dejó: amarnos los unos a los otros y perdonar a los que nos ofenden, de la misma manera que Dios nos ama y nos perdona.
La ciencia redescubre el PERDÓN para advertir que nos devuelve la integridad y la paz en nuestra mente y en nuestro espíritu. Los investigadores plantean que las personas que perdonan se liberan para vivir en plenitud, con un evidente beneficio físico y emocional, ya que ello elimina los sentimientos negativos que perjudican la salud. Las personas que son capaces de perdonar experimentan numerosos beneficios tales como:
* Disminución de la ira, hostilidad, ansiedad y depresión
* Aumento de autoestima y sentimientos de amor
* Restauración de la confianza en los demás y fortalecimiento de las relaciones.
En su libro Perdonar, la educadora Robin Casarjian propone ser amables con uno mismo y relajarse a la hora de recordar aquellos momentos en los que uno se haya enojado, e invita a registrar los sentimientos y a mirar más profundamente, para saber qué hay debajo de ese miedo o tristeza. Propone también hacer un listado de aquello que se desea o necesita recibir la persona que nos hizo daño e imaginar que se está con ella y decirle todo sin responsabilizarla de darnos eso que descubrimos. En síntesis, en palabras del padre Ignacio Larrañaga, para perdonar tenemos que aprender "el deporte de amar" que consiste justamente en rodear constantemente de amor a esa persona de la cual recibimos la desilusión o la traición.
Cincuenta años de la creación de la Diócesis de San Francisco
Año Jubilar - Mensaje de monseñor Carlos Tissera
La comunidad es esencial para la vocación cristiana. Dios quiere salvar a su Pueblo no a individuos aislados.
La vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana. El discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso salvarnos aisladamente, sino formando un Pueblo". Así lo expresó monseñor Carlos José Tissera en la misa celebrada el domingo 10 de abril con motivo del 50º aniversario de la creación de la diócesis.
El lema del jubileo "Juntos festejemos la vida" y la misa fue ocasión para agradecer por "esos 50 años de siembra del Evangelio, de vida derramada… obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, fieles laicos… Muchos que duermen el sueño de la paz… y tantos otros que aún nos acompañan…", dijo el obispo.
Por otro lado, indicó que "la maduración en el seguimiento de Jesús y la pasión por anunciarlo requieren que la diócesis se renueve constantemente en su vida y ardor misionero. Sólo así puede ser, para todos los bautizados, casa y escuela de comunión, de participación y solidaridad". Y añadió: "La diócesis entera está llamada a ser una 'comunidad misionera'. Necesitamos robustecer nuestra conciencia misionera, saliendo al encuentro de los que no creen y responder adecuadamente a los grandes problemas de la sociedad actual. También nuestra Iglesia particular, con espíritu materno, está llamada a salir en búsqueda de todos los bautizados que no participan en la vida de las comunidades cristianas".
El prelado anunció que durante el año jubilar habrá ordenaciones
sacerdotales y que a fines de septiembre se llevará a cabo una misión en el decanato de San Francisco, "donde se harán presentes todos los sacerdotes de la diócesis, concretando un gesto misionero inédito en 50 años de historia; será el primer paso de sucesivas misiones que tendrán lugar en los demás decanatos en estos próximos años". Por último, anticipó que la clausura del jubileo por las bodas de oro de la diócesis será el 9 de octubre y contará con la presencia del nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini.
Creada el 10 de abril de 1961 por la bula "Fit persaepe", de Juan XXIII, la dióce sis de San Francisco comprende, en la provincia de Córdoba, todo el departamento de San Justo, Pedanía Castaño del departamento Río I y parte del departamento Río II. El prim er obispo fue monseñor Pedro Reginaldo Lira.
La comunidad es esencial para la vocación cristiana. Dios quiere salvar a su Pueblo no a individuos aislados.
La vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana. El discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso salvarnos aisladamente, sino formando un Pueblo". Así lo expresó monseñor Carlos José Tissera en la misa celebrada el domingo 10 de abril con motivo del 50º aniversario de la creación de la diócesis.
El lema del jubileo "Juntos festejemos la vida" y la misa fue ocasión para agradecer por "esos 50 años de siembra del Evangelio, de vida derramada… obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, fieles laicos… Muchos que duermen el sueño de la paz… y tantos otros que aún nos acompañan…", dijo el obispo.
Por otro lado, indicó que "la maduración en el seguimiento de Jesús y la pasión por anunciarlo requieren que la diócesis se renueve constantemente en su vida y ardor misionero. Sólo así puede ser, para todos los bautizados, casa y escuela de comunión, de participación y solidaridad". Y añadió: "La diócesis entera está llamada a ser una 'comunidad misionera'. Necesitamos robustecer nuestra conciencia misionera, saliendo al encuentro de los que no creen y responder adecuadamente a los grandes problemas de la sociedad actual. También nuestra Iglesia particular, con espíritu materno, está llamada a salir en búsqueda de todos los bautizados que no participan en la vida de las comunidades cristianas".
El prelado anunció que durante el año jubilar habrá ordenaciones
sacerdotales y que a fines de septiembre se llevará a cabo una misión en el decanato de San Francisco, "donde se harán presentes todos los sacerdotes de la diócesis, concretando un gesto misionero inédito en 50 años de historia; será el primer paso de sucesivas misiones que tendrán lugar en los demás decanatos en estos próximos años". Por último, anticipó que la clausura del jubileo por las bodas de oro de la diócesis será el 9 de octubre y contará con la presencia del nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini.
Creada el 10 de abril de 1961 por la bula "Fit persaepe", de Juan XXIII, la dióce sis de San Francisco comprende, en la provincia de Córdoba, todo el departamento de San Justo, Pedanía Castaño del departamento Río I y parte del departamento Río II. El prim er obispo fue monseñor Pedro Reginaldo Lira.
¡Qué importante eres, catequista!
Lic. Mónica Moore
ESPECIAL PARA ENCUENTRO
Nadie pone en duda la importancia de la catequesis y, por lo tanto, el valor que tiene el servicio que prestan los catequistas. Sin embargo, no pocas veces olvidamos manifestarles nuestro debido reconocimiento a las personas que tan generosamente se involucran en esta misión.
Es verdad, todos en la Iglesia somos humildes servidores y nuestra entrega desinteresada tiene como primera y fundamental motivación la gloria de Dios y la expansión de su Reino, pero necesitamos, para no desfallecer en el camino, el apoyo y el sostenimiento de nuestros hermanos. Esto se vivencia muy especialmente en el cambio epocal que estamos protagonizando y que sitúa a los catequistas, sobre todo a los laicos, en un terreno de gran exposición social y eclesial.
En efecto, los catequistas, rostros visibles y concretos de la Iglesia, deben hoy afrontar ámbitos donde catequizar está convirtiéndose en una de las tareas pastorales más arduas, y no son pocos los que, desbordados y desorientados por las nuevas demandas del contexto, finalmente abandonan su ministerio. Esta situación debe interpelar a la comunidad cristiana en sus responsabilidades para con sus catequistas, a quienes debe acompañar y contener. En el plano afectivo, es prioritario afianzar al grupo de catequistas,
porque el fortalecimiento de los vínculos mediante la oración, el estudio y el trabajo compartidos es un estímulo fundamental.
El reconocimiento incluso económico o material que con justicia debería darse a los catequistas, forma parte también de ese acompañamiento. No me estoy refiriendo necesariamente a un salario; hay muchas maneras de hacer llegar un gesto de agradecimiento efectivo y concreto: organizando una salida especial para ellos, agasajarlos en su día, hacerles llegar pequeños detalles (un libro, una tarjeta), etc., que pueden tener el efecto de un reconfortante "abrazo" para el corazón.
Y como signo de que en verdad es prioritaria la catequesis para la comunidad, no pueden faltar instancias en las que se les brinde de modo permanente una formación sólida y de calidad, a la altura de las nuevas circunstancias. Éstas reclaman profundizar en la Palabra de Dios, familiarizarse con documentos del Magisterio, adquirir nuevas herramientas metodológicas, aproximarse a algunos textos teológicos, valerse de algunos aportes de ciencias humanas como la pedagogía, la psicología, la sociología. Los catequistas necesitan, merecen y tienen la obligación de intensificar su formación, no sólo para un mejoramiento de su "hacer" sino para su enriquecimiento personal, una llama que siempre hay que mantener
encendida para perseverar en la misión.
Me permito, finalmente, preguntarme por qué, siendo tan acuciante la necesidad de formar a los catequistas, son tan pocos los alumnos que asisten a los centros de formación teológica y catequística , en los cuales es posible hacer cursados especiales, sin necesidad de obtener un título docente. Tal vez si cada parroquia se planteara la posibilidad de sugerir que un catequista se involucre en esos estudios, comprometiéndose incluso a ayudarlo económicamente, contribuiríamos a superar el estado famélico en que se encuentra, en no pocos casos, la catequesis que se está brindado, en la que se juega la razón misma del ser de la Iglesia: la evangelización.
Urge preguntarnos qué valor les estamos dando, en la práctica, a la catequesis y a los catequistas, quienes siempre necesitarán que les recuerden: "¡Qué importante eres!"
Lectura sugerida:
DE VOS, Francisco: Pensar la Catequesis, Ed. Claretiana, Buenos Aires, 2006, pág. 109-118.
Preguntas y sugerencias al mail:
sercatequista@gmail.com
ESPECIAL PARA ENCUENTRO
Nadie pone en duda la importancia de la catequesis y, por lo tanto, el valor que tiene el servicio que prestan los catequistas. Sin embargo, no pocas veces olvidamos manifestarles nuestro debido reconocimiento a las personas que tan generosamente se involucran en esta misión.
Es verdad, todos en la Iglesia somos humildes servidores y nuestra entrega desinteresada tiene como primera y fundamental motivación la gloria de Dios y la expansión de su Reino, pero necesitamos, para no desfallecer en el camino, el apoyo y el sostenimiento de nuestros hermanos. Esto se vivencia muy especialmente en el cambio epocal que estamos protagonizando y que sitúa a los catequistas, sobre todo a los laicos, en un terreno de gran exposición social y eclesial.
En efecto, los catequistas, rostros visibles y concretos de la Iglesia, deben hoy afrontar ámbitos donde catequizar está convirtiéndose en una de las tareas pastorales más arduas, y no son pocos los que, desbordados y desorientados por las nuevas demandas del contexto, finalmente abandonan su ministerio. Esta situación debe interpelar a la comunidad cristiana en sus responsabilidades para con sus catequistas, a quienes debe acompañar y contener. En el plano afectivo, es prioritario afianzar al grupo de catequistas,
porque el fortalecimiento de los vínculos mediante la oración, el estudio y el trabajo compartidos es un estímulo fundamental.
El reconocimiento incluso económico o material que con justicia debería darse a los catequistas, forma parte también de ese acompañamiento. No me estoy refiriendo necesariamente a un salario; hay muchas maneras de hacer llegar un gesto de agradecimiento efectivo y concreto: organizando una salida especial para ellos, agasajarlos en su día, hacerles llegar pequeños detalles (un libro, una tarjeta), etc., que pueden tener el efecto de un reconfortante "abrazo" para el corazón.
Y como signo de que en verdad es prioritaria la catequesis para la comunidad, no pueden faltar instancias en las que se les brinde de modo permanente una formación sólida y de calidad, a la altura de las nuevas circunstancias. Éstas reclaman profundizar en la Palabra de Dios, familiarizarse con documentos del Magisterio, adquirir nuevas herramientas metodológicas, aproximarse a algunos textos teológicos, valerse de algunos aportes de ciencias humanas como la pedagogía, la psicología, la sociología. Los catequistas necesitan, merecen y tienen la obligación de intensificar su formación, no sólo para un mejoramiento de su "hacer" sino para su enriquecimiento personal, una llama que siempre hay que mantener
encendida para perseverar en la misión.
Me permito, finalmente, preguntarme por qué, siendo tan acuciante la necesidad de formar a los catequistas, son tan pocos los alumnos que asisten a los centros de formación teológica y catequística , en los cuales es posible hacer cursados especiales, sin necesidad de obtener un título docente. Tal vez si cada parroquia se planteara la posibilidad de sugerir que un catequista se involucre en esos estudios, comprometiéndose incluso a ayudarlo económicamente, contribuiríamos a superar el estado famélico en que se encuentra, en no pocos casos, la catequesis que se está brindado, en la que se juega la razón misma del ser de la Iglesia: la evangelización.
Urge preguntarnos qué valor les estamos dando, en la práctica, a la catequesis y a los catequistas, quienes siempre necesitarán que les recuerden: "¡Qué importante eres!"
Lectura sugerida:
DE VOS, Francisco: Pensar la Catequesis, Ed. Claretiana, Buenos Aires, 2006, pág. 109-118.
Preguntas y sugerencias al mail:
sercatequista@gmail.com
miércoles, 6 de abril de 2011
El camino de Jesús - Para vivir la Semana Santa
Te presentamos tres textos que te ayudarán a meditar en el sentido más profundo de la Semana Santa, el Camino de Jesús, que no es otro que el que experimenta Dios hecho hombre para salvarnos de la muerte. Eso es la Pascua: paso de la muerte a la vida; el paso del pecado a la vida de la gracia. Con ello te invitamos a hacer tu propia experiencia pascual.
Pecado / La traición
Para reflexionar sobre el pecado, sobre sus alcances y su forma, ofrecemos un pasaje del libro "Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección", escrito recientemente por Benedicto XVI, quien profundiza en la traición de Judas y en la tragedia de su desesperanza que le impide creer en el perdón.
El pasaje evangélico del lavatorio de los pies nos pone ante dos formas diferentes de reaccionar a este don de Jesús por parte del hombre: Judas y Pedro. Inmediatamente después de haberse referido al ejemplo que da a los suyos, Jesús comienza a hablar del caso de Judas. Juan nos dice al respecto que Jesús, profundamente conmovido, declaró: "Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar".
Son momentos en los que Jesús se encuentra con la majestad de la muerte y es tocado por el poder de las tinieblas, un poder que él tiene la misión de combatir y vencer.
Inicialmente se alcanza a entender únicamente que quien traicionará a Jesús es uno de los comensales; pero posteriormente se va clarificando que el Señor tiene que padecer hasta el final y seguir hasta en los más mínimos detalles el destino de sufrimiento del justo, un destino que aparece de muchas maneras sobre todo en los Salmos.
La palabra del Salmo proyecta anticipadamente su sombra sobre la Iglesia que celebra la Eucaristía, tanto en el tiempo del evangelista como en todos los tiempos: con la traición de Judas, el sufrimiento por la deslealtad no se ha terminado. “Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, el que compartía mi pan, me ha traicionado” (Sal 41,10).
La ruptura de la amistad llega hasta la fraternidad de comunión de la Iglesia, donde una y otra vez se encuentran personas que toman “su pan” y lo traicionan.
Lo que sucedió con Judas, para el evangelista Juan, ya no es explicable psicológicamente.
Ha caído bajo el dominio de otro: quien rompe la amistad con Jesús, quien se sacude de encima su “yugo suave” no alcanza la libertad, no se hace libre, sino que, por el contrario, se convierte en esclavo de otros poderes; o más bien: el hecho de que traicione esta amistad proviene ya de la intervención de otro poder, al que ha abierto sus puertas. Y, sin embargo, la luz que se había proyectado desde Jesús en el alma de Judas no se oscureció completamente. Hay un primer paso hacia la conversión: “He pecado”, dice a sus mandantes. Trata de salvar a Jesús y devuelve el dinero (cf. Mt 27,3). Todo lo puro y grande que habíarecibido de Jesús seguía grabado en su alma, no podía olvidarlo.
Su segunda tragedia, después de la traición, es que ya no logra creer en el perdón. Su arrepentimiento se convierte en desesperación. Ya no ve más que a sí mismo y sus tinieblas, ya no ve la luz de Jesús, esa luz que puede iluminar y superar incluso las tinieblas. De este modo, nos hace ver el modo equivocado del arrepentimiento: un arrepentimiento que ya no es capaz de esperar, sino que ve únicamente la propia oscuridad, es destructivo y no es un verdadero arrepentimiento.
La certeza de la esperanza forma parte del verdadero arrepentimiento, una certeza que nace de la fe en que la Luz tiene mayor poder y se ha hecho carne en Jesús.
Juan concluye el pasaje sobre Judas dramáticamente con las palabras:"En cuanto Judas tomó el bocado, salió. Era de noche" (13,30). Judas sale fuera, y en un sentido más profundo: sale para entrar en la noche, se marcha de la luz hacia la oscuridad; el "poder de las tinieblas" se ha apoderado de él (cf. Jn 3,19; Lc 22,53).
Para meditar
-¿Tengo conciencia de que Jesús me ama, me sirve, me cuida, como demuestra en el lavatorio de los pies? ¿Lo agradezco?
-¿Valoro el hecho de poder compartir su pan, su palabra, su presencia, su esperanza?
-¿Abrazo los “yugos suaves” de mi vida o trato de desprenderme de ellos?
-¿Qué es más grande: mi pecado o el amor y la gracia de Dios?
Pecado / La traición
Para reflexionar sobre el pecado, sobre sus alcances y su forma, ofrecemos un pasaje del libro "Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección", escrito recientemente por Benedicto XVI, quien profundiza en la traición de Judas y en la tragedia de su desesperanza que le impide creer en el perdón.
El pasaje evangélico del lavatorio de los pies nos pone ante dos formas diferentes de reaccionar a este don de Jesús por parte del hombre: Judas y Pedro. Inmediatamente después de haberse referido al ejemplo que da a los suyos, Jesús comienza a hablar del caso de Judas. Juan nos dice al respecto que Jesús, profundamente conmovido, declaró: "Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar".
Son momentos en los que Jesús se encuentra con la majestad de la muerte y es tocado por el poder de las tinieblas, un poder que él tiene la misión de combatir y vencer.
Inicialmente se alcanza a entender únicamente que quien traicionará a Jesús es uno de los comensales; pero posteriormente se va clarificando que el Señor tiene que padecer hasta el final y seguir hasta en los más mínimos detalles el destino de sufrimiento del justo, un destino que aparece de muchas maneras sobre todo en los Salmos.
La palabra del Salmo proyecta anticipadamente su sombra sobre la Iglesia que celebra la Eucaristía, tanto en el tiempo del evangelista como en todos los tiempos: con la traición de Judas, el sufrimiento por la deslealtad no se ha terminado. “Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, el que compartía mi pan, me ha traicionado” (Sal 41,10).
La ruptura de la amistad llega hasta la fraternidad de comunión de la Iglesia, donde una y otra vez se encuentran personas que toman “su pan” y lo traicionan.
Lo que sucedió con Judas, para el evangelista Juan, ya no es explicable psicológicamente.
Ha caído bajo el dominio de otro: quien rompe la amistad con Jesús, quien se sacude de encima su “yugo suave” no alcanza la libertad, no se hace libre, sino que, por el contrario, se convierte en esclavo de otros poderes; o más bien: el hecho de que traicione esta amistad proviene ya de la intervención de otro poder, al que ha abierto sus puertas. Y, sin embargo, la luz que se había proyectado desde Jesús en el alma de Judas no se oscureció completamente. Hay un primer paso hacia la conversión: “He pecado”, dice a sus mandantes. Trata de salvar a Jesús y devuelve el dinero (cf. Mt 27,3). Todo lo puro y grande que habíarecibido de Jesús seguía grabado en su alma, no podía olvidarlo.
Su segunda tragedia, después de la traición, es que ya no logra creer en el perdón. Su arrepentimiento se convierte en desesperación. Ya no ve más que a sí mismo y sus tinieblas, ya no ve la luz de Jesús, esa luz que puede iluminar y superar incluso las tinieblas. De este modo, nos hace ver el modo equivocado del arrepentimiento: un arrepentimiento que ya no es capaz de esperar, sino que ve únicamente la propia oscuridad, es destructivo y no es un verdadero arrepentimiento.
La certeza de la esperanza forma parte del verdadero arrepentimiento, una certeza que nace de la fe en que la Luz tiene mayor poder y se ha hecho carne en Jesús.
Juan concluye el pasaje sobre Judas dramáticamente con las palabras:"En cuanto Judas tomó el bocado, salió. Era de noche" (13,30). Judas sale fuera, y en un sentido más profundo: sale para entrar en la noche, se marcha de la luz hacia la oscuridad; el "poder de las tinieblas" se ha apoderado de él (cf. Jn 3,19; Lc 22,53).
Para meditar
-¿Tengo conciencia de que Jesús me ama, me sirve, me cuida, como demuestra en el lavatorio de los pies? ¿Lo agradezco?
-¿Valoro el hecho de poder compartir su pan, su palabra, su presencia, su esperanza?
-¿Abrazo los “yugos suaves” de mi vida o trato de desprenderme de ellos?
-¿Qué es más grande: mi pecado o el amor y la gracia de Dios?
Arrepentimiento / La expiación
Para poder hacer un buen examen de conciencia, ofrecemos un texto sobre el arrepentimiento escrito por monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe.
Estamos en un tiempo de oración y conversión, un tiempo oportuno para revisar o examinar nuestras vidas. Como toda realidad que se vive en el tiempo, también nuestra vida sufre desgaste, cansancio e, incluso, eso difícil de definir pero que quita entusiasmo a todo lo que hacemos.
Recuerdo un texto de la Sagrada Escritura en el que se le reprocha a una Iglesia “que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo” (Ap. 2, 4). No se le reprocha por algo malo que haya hecho, al contrario, se le valoran muchas obras buenas, sino por algo que no es menor: “...que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo”.
Se refiere a esa actitud propia de la época primera de los ideales en nuestra vida, que con el correr del tiempo tal vez se ha ido desgastando y olvidando. Esto tiene mucha importancia para el hoy de nuestra vida, como para el nivel de nuestras relaciones. Por otra parte, sé que no es fácil entrar dentro de nosotros y ser verdaderos jueces, y no simples abogados de parte.
Cuando uno hace un examen de conciencia es aconsejable no comenzar por ver las cosas que andan mal, porque podemos quedar encerrados en nuestras pequeñeces justificándonos y no encontrar un camino nuevo. El examen de conciencia no debería comenzar primero por una mirada introspectiva para ver lo que hicimos mal, sino por una "experiencia contemplativa", es decir, contemplar la obra de Dios en nosotros, lo que él ha hecho. Ante todo valoremos el hecho de nuestra existencia, que es el primer testimonio del amor de Dios.
Existo porque Dios me ama, que es como decir mi vida tiene un sentido.
Recordar, también, los acontecimientos y momentos positivos de nuestra vida, que es reconstruir esa historia única y personal que es solo mía y es mi riqueza. No tengo que compararme con otros. Luego sí, en este contexto de gratitud por lo que soy gracias al don de la vida, considerar nuestra respuesta y no temer reconocer el error o equivocación, este es el comienzo de un auténtico cambio de vida.
El examen de conciencia sirve, además, para recuperar el sentido o interioridad de las palabras que usamos, y con las cuales nos relacionamos. Se va dando como un "vaciamiento" en las palabras por falta de interioridad, que puede dejarnos en un formalismo que nos empobrece. No sólo se vacían las empresas dejando una estructura sin contenido, también se vacían de contenido y de “aquel amor que tenías al comienzo” nuestra vida y las palabras fundamentales que siempre usamos, por ejemplo, Dios, amor, oración, familia, amistad, solidaridad, trabajo. En realidad, no negamos su valor, pero vamos dejando que pierdan el sabor que tenían y el compromiso que hoy necesitan para mantenerse vivas.
Como vemos, no tenemos que buscar hacer grandes cosas, sino hacer más grandes las cosas de siempre y en el mundo de siempre. El fruto de la conversión que nos pide este tiempo tiene que poder verse en nuestra vida y en nuestras relaciones. Para alcanzar esto, es necesario recuperar el diálogo con Dios y con nosotros mismos, que es el comienzo del camino hacia una vida nueva.
Para meditar
-¿He dejado enfriar el amor que siento por Dios, por el creador? ¿Lo he dejado en segundo plano, para dar prioridad a mis gustos, obligaciones, deseos?
-¿Valoro el don de la vida, el existir y el estar en el mundo y poder ser causa de alegría y alivio a los demás?
-¿Me comparo con los otros? ¿Compito con los demás? ¿Qué busco con ello, creerme mejor, ponerme por encima de los otros?
¿No sería mejor buscar a Dios en los demás?
Estamos en un tiempo de oración y conversión, un tiempo oportuno para revisar o examinar nuestras vidas. Como toda realidad que se vive en el tiempo, también nuestra vida sufre desgaste, cansancio e, incluso, eso difícil de definir pero que quita entusiasmo a todo lo que hacemos.
Recuerdo un texto de la Sagrada Escritura en el que se le reprocha a una Iglesia “que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo” (Ap. 2, 4). No se le reprocha por algo malo que haya hecho, al contrario, se le valoran muchas obras buenas, sino por algo que no es menor: “...que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo”.
Se refiere a esa actitud propia de la época primera de los ideales en nuestra vida, que con el correr del tiempo tal vez se ha ido desgastando y olvidando. Esto tiene mucha importancia para el hoy de nuestra vida, como para el nivel de nuestras relaciones. Por otra parte, sé que no es fácil entrar dentro de nosotros y ser verdaderos jueces, y no simples abogados de parte.
Cuando uno hace un examen de conciencia es aconsejable no comenzar por ver las cosas que andan mal, porque podemos quedar encerrados en nuestras pequeñeces justificándonos y no encontrar un camino nuevo. El examen de conciencia no debería comenzar primero por una mirada introspectiva para ver lo que hicimos mal, sino por una "experiencia contemplativa", es decir, contemplar la obra de Dios en nosotros, lo que él ha hecho. Ante todo valoremos el hecho de nuestra existencia, que es el primer testimonio del amor de Dios.
Existo porque Dios me ama, que es como decir mi vida tiene un sentido.
Recordar, también, los acontecimientos y momentos positivos de nuestra vida, que es reconstruir esa historia única y personal que es solo mía y es mi riqueza. No tengo que compararme con otros. Luego sí, en este contexto de gratitud por lo que soy gracias al don de la vida, considerar nuestra respuesta y no temer reconocer el error o equivocación, este es el comienzo de un auténtico cambio de vida.
El examen de conciencia sirve, además, para recuperar el sentido o interioridad de las palabras que usamos, y con las cuales nos relacionamos. Se va dando como un "vaciamiento" en las palabras por falta de interioridad, que puede dejarnos en un formalismo que nos empobrece. No sólo se vacían las empresas dejando una estructura sin contenido, también se vacían de contenido y de “aquel amor que tenías al comienzo” nuestra vida y las palabras fundamentales que siempre usamos, por ejemplo, Dios, amor, oración, familia, amistad, solidaridad, trabajo. En realidad, no negamos su valor, pero vamos dejando que pierdan el sabor que tenían y el compromiso que hoy necesitan para mantenerse vivas.
Como vemos, no tenemos que buscar hacer grandes cosas, sino hacer más grandes las cosas de siempre y en el mundo de siempre. El fruto de la conversión que nos pide este tiempo tiene que poder verse en nuestra vida y en nuestras relaciones. Para alcanzar esto, es necesario recuperar el diálogo con Dios y con nosotros mismos, que es el comienzo del camino hacia una vida nueva.
Para meditar
-¿He dejado enfriar el amor que siento por Dios, por el creador? ¿Lo he dejado en segundo plano, para dar prioridad a mis gustos, obligaciones, deseos?
-¿Valoro el don de la vida, el existir y el estar en el mundo y poder ser causa de alegría y alivio a los demás?
-¿Me comparo con los otros? ¿Compito con los demás? ¿Qué busco con ello, creerme mejor, ponerme por encima de los otros?
¿No sería mejor buscar a Dios en los demás?
martes, 5 de abril de 2011
Perdón / La redención
Para reflexionar acerca del sentido de la Resurrección en nuestra vida, presentamos este texto del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia.
Hay hombres -lo vemos en los terroristas suicidas- que mueren por una causa equivocada, considerando sin razón que es buena. Por sí misma, la muerte de Cristo no testimonia la verdad de su causa, sino sólo el hecho de que Él creía en la verdad de ella. La muerte de Cristo es testimonio supremo de su caridad, pero no de su verdad. Ésta es testimoniada adecuadamente sólo por la resurrección. "La fe de los cristianos -dice San Agustín- es la resurrección de Cristo. No es gran cosa creer que Jesús ha muerto; esto lo creen también
los paganos; todos lo creen. Lo verdaderamente grande es creer que ha resucitado".
Ateniéndonos al objetivo que nos ha guiado hasta aquí, estamos obligados a dejar de lado la fe, de momento, para atenernos a la historia. Desearíamos buscar respuesta al interrogante: ¿podemos o no definir la resurrección de Cristo como un evento histórico "realmente
ocurrido"?
Lo que se ofrece a la consideración del historiador y le permite hablar de la resurrección son dos hechos: primero, la imprevista e inexplicable fe de los discípulos, una fe tan tenaz como para resistir hasta la prueba del martirio; segundo, la explicación que, de tal fe, nos han dejado los interesados, esto es, los discípulos. En el momento decisivo, cuando Jesús fue prendido y ajusticiado, los discípulos no alimentaban esperanzas de una resurrección. Huyeron y dieron por acabado el caso de Jesús. Entonces tuvo que intervenir algo que en poco tiempo no sólo provocó el cambio radical de su estado de ánimo, sino que les llevó también a una actividad del
todo nueva y a la fundación de la Iglesia. Este "algo" es el núcleo histórico de la fe de Pascua.
El testimonio más antiguo de la resurrección es el de Pablo, y dice así: "Les he transmitido, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras; que se apareció a
Pedro y luego a los Doce. Después se apareció a más de 500 hermanos a la vez, de los que la mayor parte viven todavía, si bien algunos han muerto. Luego se apareció a Santiago, y más tarde a todos los apóstoles. Y después de todos se me apareció a mí, como si de un hijo nacido a destiempo se tratara" (1 Corintios 15, 3-8).
Estas palabras se escribieron el 56 ó 57 d.C. El núcleo central del texto, sin embargo, está constituido por un credo anterior que San Pablo dice haber recibido de otros. Teniendo en cuenta que Pablo conoció tales fórmulas inmediatamente después de su conversión,
podemos situarlas en torno al año 35 d.C., eso es, unos cinco o seis años después de la muerte de Cristo. Testimonio, por lo tanto, de raro valor histórico.
Los relatos de los evangelistas se escribieron algunas décadas más tarde y reflejan una fase ulterior de la reflexión de la Iglesia. El núcleo central del testimonio, sin embargo, permanece intacto: el Señor ha resucitado y se ha aparecido vivo. A ello se añade un elemento nuevo, tal vez determinado por preocupación apologética y por ello de menor valor histórico: la insistencia sobre el hecho del sepulcro vacío. Para los Evangelios lo decisivo siguen siendo las pariciones del Resucitado.
Las apariciones, además, testimonian también la nueva dimensión del Resucitado, su modo de ser "según el Espíritu", que es nuevo y diferente respecto al modo de existir anterior, "según la
carne". Él, por ejemplo, puede ser reconocido no por cualquiera que le vea, sino sólo por aquél a quien Él mismo se dé a conocer. Su corporeidad es diferente de la de antes. Está libre de las leyes físicas: entra y sale con las puertas cerradas; aparece y desaparece.
Los discípulos no pudieron engañarse: eran gente concreta, pescadores, lo contrario de personas dadas a las visiones. En un primer momento no creen; Jesús debe casi vencer su resistencia. Tampoco pudieron querer engañar a los demás. Todos sus intereses se oponían a ello; habrían sido los primeros en sentirse engañados por Jesús. Si Él no hubiera resucitado, ¿para qué afrontar las persecuciones y la muerte por Él? ¿Qué provecho podían sacar?
Negado el carácter histórico de la resurrección, el nacimiento de la Iglesia y de la fe se convierte en un misterio más inexplicable aún que la resurrección misma.
¿Cuál es, entonces, el punto de llegada de la investigación histórica a propósito de la resurrección? Podemos percibirlo en las palabras de los discípulos de Emaús: algunos
discípulos, la mañana de Pascua, fueron al sepulcro de Jesús y encontraron que las cosas estaban como habían referido las mujeres, quienes habían acudido antes que ellos, "pero a Él no le vieron".
También la historia se acerca al sepulcro de Jesús y debe constatar que las cosas están como los testigos dijeron. Pero a Él, al resucitado, no lo ve. No basta constatar históricamente, es necesario ver al Resucitado, y esto no lo puede dar la historia, sino sólo la fe.
El ángel que se apareció a las mujeres, la mañana de Pascua, les dijo: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?" (Lucas 24, 5).
Les confieso que al término de estas reflexiones siento este reproche como si se dirigiera también a mí. Como si el ángel me dijera: "¿Por qué te empeñas en buscar entre los muertos argumentos humanos de la historia, al que está vivo y actúa en la Iglesia y en el mundo? Ve mejor y di a tus hermanos que Él ha resucitado".
Hay hombres -lo vemos en los terroristas suicidas- que mueren por una causa equivocada, considerando sin razón que es buena. Por sí misma, la muerte de Cristo no testimonia la verdad de su causa, sino sólo el hecho de que Él creía en la verdad de ella. La muerte de Cristo es testimonio supremo de su caridad, pero no de su verdad. Ésta es testimoniada adecuadamente sólo por la resurrección. "La fe de los cristianos -dice San Agustín- es la resurrección de Cristo. No es gran cosa creer que Jesús ha muerto; esto lo creen también
los paganos; todos lo creen. Lo verdaderamente grande es creer que ha resucitado".
Ateniéndonos al objetivo que nos ha guiado hasta aquí, estamos obligados a dejar de lado la fe, de momento, para atenernos a la historia. Desearíamos buscar respuesta al interrogante: ¿podemos o no definir la resurrección de Cristo como un evento histórico "realmente
ocurrido"?
Lo que se ofrece a la consideración del historiador y le permite hablar de la resurrección son dos hechos: primero, la imprevista e inexplicable fe de los discípulos, una fe tan tenaz como para resistir hasta la prueba del martirio; segundo, la explicación que, de tal fe, nos han dejado los interesados, esto es, los discípulos. En el momento decisivo, cuando Jesús fue prendido y ajusticiado, los discípulos no alimentaban esperanzas de una resurrección. Huyeron y dieron por acabado el caso de Jesús. Entonces tuvo que intervenir algo que en poco tiempo no sólo provocó el cambio radical de su estado de ánimo, sino que les llevó también a una actividad del
todo nueva y a la fundación de la Iglesia. Este "algo" es el núcleo histórico de la fe de Pascua.
El testimonio más antiguo de la resurrección es el de Pablo, y dice así: "Les he transmitido, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras; que se apareció a
Pedro y luego a los Doce. Después se apareció a más de 500 hermanos a la vez, de los que la mayor parte viven todavía, si bien algunos han muerto. Luego se apareció a Santiago, y más tarde a todos los apóstoles. Y después de todos se me apareció a mí, como si de un hijo nacido a destiempo se tratara" (1 Corintios 15, 3-8).
Estas palabras se escribieron el 56 ó 57 d.C. El núcleo central del texto, sin embargo, está constituido por un credo anterior que San Pablo dice haber recibido de otros. Teniendo en cuenta que Pablo conoció tales fórmulas inmediatamente después de su conversión,
podemos situarlas en torno al año 35 d.C., eso es, unos cinco o seis años después de la muerte de Cristo. Testimonio, por lo tanto, de raro valor histórico.
Los relatos de los evangelistas se escribieron algunas décadas más tarde y reflejan una fase ulterior de la reflexión de la Iglesia. El núcleo central del testimonio, sin embargo, permanece intacto: el Señor ha resucitado y se ha aparecido vivo. A ello se añade un elemento nuevo, tal vez determinado por preocupación apologética y por ello de menor valor histórico: la insistencia sobre el hecho del sepulcro vacío. Para los Evangelios lo decisivo siguen siendo las pariciones del Resucitado.
Las apariciones, además, testimonian también la nueva dimensión del Resucitado, su modo de ser "según el Espíritu", que es nuevo y diferente respecto al modo de existir anterior, "según la
carne". Él, por ejemplo, puede ser reconocido no por cualquiera que le vea, sino sólo por aquél a quien Él mismo se dé a conocer. Su corporeidad es diferente de la de antes. Está libre de las leyes físicas: entra y sale con las puertas cerradas; aparece y desaparece.
Los discípulos no pudieron engañarse: eran gente concreta, pescadores, lo contrario de personas dadas a las visiones. En un primer momento no creen; Jesús debe casi vencer su resistencia. Tampoco pudieron querer engañar a los demás. Todos sus intereses se oponían a ello; habrían sido los primeros en sentirse engañados por Jesús. Si Él no hubiera resucitado, ¿para qué afrontar las persecuciones y la muerte por Él? ¿Qué provecho podían sacar?
Negado el carácter histórico de la resurrección, el nacimiento de la Iglesia y de la fe se convierte en un misterio más inexplicable aún que la resurrección misma.
¿Cuál es, entonces, el punto de llegada de la investigación histórica a propósito de la resurrección? Podemos percibirlo en las palabras de los discípulos de Emaús: algunos
discípulos, la mañana de Pascua, fueron al sepulcro de Jesús y encontraron que las cosas estaban como habían referido las mujeres, quienes habían acudido antes que ellos, "pero a Él no le vieron".
También la historia se acerca al sepulcro de Jesús y debe constatar que las cosas están como los testigos dijeron. Pero a Él, al resucitado, no lo ve. No basta constatar históricamente, es necesario ver al Resucitado, y esto no lo puede dar la historia, sino sólo la fe.
El ángel que se apareció a las mujeres, la mañana de Pascua, les dijo: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?" (Lucas 24, 5).
Les confieso que al término de estas reflexiones siento este reproche como si se dirigiera también a mí. Como si el ángel me dijera: "¿Por qué te empeñas en buscar entre los muertos argumentos humanos de la historia, al que está vivo y actúa en la Iglesia y en el mundo? Ve mejor y di a tus hermanos que Él ha resucitado".
No hay conversión si no se manifiesta en obras de caridad
Mensaje de Cuaresma del obispo de Río Cuarto
Monseñor Martín recordó que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas”
El obispo de Río Cuarto, monseñor Eduardo Eliseo Martín, señaló que es preciso compartir con los más necesitados el ahorro de dinero o cosas que obtenemos como fruto del ayuno. "No habrá verdadera conversión si no se manifiesta en obras de caridad", enfatizó el prelado en su mensaje de Cuaresma.
"Tenemos una tendencia a creer que nos realizamos en la posesión de las cosas. El ayuno nos recuerda y educa en descubrir que la realización de nuestra vida está en el Señor, a través de una relación adecuada, es decir, virginal, con las personas y las cosas. La Cuaresma es el tiempo propicio para ordenar nuestras relaciones con las cosas y las personas", agregó.
De todos modos, monseñorMartín aclaró que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas, sino que conllevan el darnos a nosotros mismos, nuestro tiempo, nuestros dones, nuestras
capacidades".
En este sentido, insistió en que el tiempo cuaresmal "es propicio para entregarnos a favor de nuestros hermanos: hay muchos enfermos y ancianos solos, hay muchos niños que necesitan cariño, hay muchos jóvenes que andan sin sentido". "Es el tiempo para ponernos en acción a favor de todo prójimo necesitado", añadió.
El prelado indicó asimismo que la conversión es “girar la mirada de nosotros mismos para ponerla en el Señor, ponernos a su escucha por medio de su Palabra y obedecer lo que nos dice”.
"La conversión -enfatizó en el mensaje- el cambio de vida que se produce por el Encuentro con
Jesucristo, que nos renueva por dentro, nos libera del pecado y de la muerte y nos da un ímpetu de conformar un Pueblo. De allí que la conversión, si bien es un hecho personal de cada uno, tiene un horizonte comunitario: el Pueblo de Dios".
Además, aclaró en ese sentido que "para esta conversión no se necesita ninguna cualidad intelectual o ética particular".
"Podemos ser cualquier cosa o estar en cualquier situación, que no son ningún obstáculo para dejar entrar el amor de Cristo en nosotros y dejarnos tomar por Él. Poner la mirada en Jesús y tenerla fija en Él hace del pecado algo extraño y lo aniquila, mientras que tener la mirada fija sobre nuestro mal impide la conversión", destacó el obispo.
Monseñor Martín recordó que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas”
El obispo de Río Cuarto, monseñor Eduardo Eliseo Martín, señaló que es preciso compartir con los más necesitados el ahorro de dinero o cosas que obtenemos como fruto del ayuno. "No habrá verdadera conversión si no se manifiesta en obras de caridad", enfatizó el prelado en su mensaje de Cuaresma.
"Tenemos una tendencia a creer que nos realizamos en la posesión de las cosas. El ayuno nos recuerda y educa en descubrir que la realización de nuestra vida está en el Señor, a través de una relación adecuada, es decir, virginal, con las personas y las cosas. La Cuaresma es el tiempo propicio para ordenar nuestras relaciones con las cosas y las personas", agregó.
De todos modos, monseñorMartín aclaró que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas, sino que conllevan el darnos a nosotros mismos, nuestro tiempo, nuestros dones, nuestras
capacidades".
En este sentido, insistió en que el tiempo cuaresmal "es propicio para entregarnos a favor de nuestros hermanos: hay muchos enfermos y ancianos solos, hay muchos niños que necesitan cariño, hay muchos jóvenes que andan sin sentido". "Es el tiempo para ponernos en acción a favor de todo prójimo necesitado", añadió.
El prelado indicó asimismo que la conversión es “girar la mirada de nosotros mismos para ponerla en el Señor, ponernos a su escucha por medio de su Palabra y obedecer lo que nos dice”.
"La conversión -enfatizó en el mensaje- el cambio de vida que se produce por el Encuentro con
Jesucristo, que nos renueva por dentro, nos libera del pecado y de la muerte y nos da un ímpetu de conformar un Pueblo. De allí que la conversión, si bien es un hecho personal de cada uno, tiene un horizonte comunitario: el Pueblo de Dios".
Además, aclaró en ese sentido que "para esta conversión no se necesita ninguna cualidad intelectual o ética particular".
"Podemos ser cualquier cosa o estar en cualquier situación, que no son ningún obstáculo para dejar entrar el amor de Cristo en nosotros y dejarnos tomar por Él. Poner la mirada en Jesús y tenerla fija en Él hace del pecado algo extraño y lo aniquila, mientras que tener la mirada fija sobre nuestro mal impide la conversión", destacó el obispo.
El sismo en Japón: Creer en Dios después del tsunami
Por Pbro. Matías Omar Ruz *
Especial para Periódico EncuentroCuando la catástrofe natural interpela a la fe en un Dios bondadoso
Las tragedias naturales suelen dejar a los creyentes sumidos en la perplejidad. ¿Por qué Dios permite este tipo de catástrofes? ¿Qué pondemos hacer ante el dolor inmenso que soportan las víctimas y sus allegados? Las respuestas a estos interrogantes nunca son sencillas. Acaso puede afirmarse que los fenómenos naturales obedecen precisamente a la naturaleza y no a la voluntad divina; o que Dios no salva “de” los accidentes, sino “en” los accidentes. Compartimos esta reflexión del sacerdote cordobés Matías Omar Ruz.
¿Cómo creer en Dios después de Japón? Con esta pregunta no hago más que modificar la pregunta complicada que ya hiciera el teólogo alemán Johann Baptist Metz con respecto al holocausto judío: "¿Cómo creer en Dios después de Auschwitz?"
Son preguntas difíciles de responder. A mi juicio, cualquiera que intente dar una respuesta cierta y segura, podría correr el riesgo de equivocarse. Alguno ha dicho por allí que "después de Dios, el misterio más grande es el misterio del mal". Y este es el problema, tanto a nivel espiritual como intelectual. Decir simplemente que Dios "permite" la catástrofe, sería aceptar la imagen de un Dios que simplemente deja morir a los inocentes. Decir que Dios "quiere" la catástrofe, sería afirmar la imagen de un dios que no es cristiano, un dios que se goza en la muerte de los inocentes. Aquí reside la cuestión neurálgica: ¿por qué el mal?
¿Por qué la muerte de los inocentes? Lo material se reconstruye, pero la vida no. A veces es preferible decir que no sabemos por qué. Pero esto tampoco significa una salida elegante que paralice el pensamiento, el espíritu y la acción. Todo lo contrario, cargar con preguntas que no podemos responder, es el mejor estímulo para seguir creyendo, pensando y actuando. Propongo dos puntos a partir de la "catástrofe". Primero, a nivel espiritual y teológico, la catástrofe provoca una especie de mística, pero "rebelde". Es el inocente que sufre, sin saber por qué y sin merecerlo. Cómo la mística de Jesús en la cruz que se hace pregunta urticante, aguda, inimaginable: "¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?" Pregunta que, creo, los cristianos aún no tomamos demasiado en serio. Con el mensaje de la Resurrección –por cierto, el más importante del cristianismo-, nuestra mística es, no pocas veces, un tanto triunfalista. A veces "utilizamos" la respuesta de la Resurrección para acallar las preguntas importantes, o para tranquilizarnos sabiendo que hay un "final feliz". Sin embargo, Jesús hizo una pregunta y nadie se la contestó. Ahora bien, tal pregunta puede provocar desesperación o confianza y aquí es donde considero que Jesús nos da la clave (parafraseando): "Padre, no sé por qué me has abandonado, pero igual me entrego confiado a vos, porque espero en vos" Esta es la mística de la catástrofe, que todos de alguna manera experimentamos. Hoy estamos conmovidos por lo que pasó en Japón. Pero hay catástrofes personales que también generan este tipo de mística: la muerte de un hijo, una enfermedad que va consumiendo, la destrucción de la vida de un niño que ha sido violado y todos aquellos sufrimientos que no entendemos. Sin embargo, seguimos creyendo. En esta mística, "sufrimos a Dios" (J. B. Metz), es decir, sufrimos no sólo la catástrofe, sino que Dios calle, guarde silencio, no responda. Sin embargo, es una mística que –aunque paradójica- genera vida, como la misma Pascua.
Esto se conecta con el segundo punto. La mística de la catástrofe produce una "praxis de la compasión". ¿Qué hacer por el pueblo japonés? Probablemente nuestra única ayuda sea la oración, que no es poco. Pero ese drama debería estimular nuestra acción para que nuestra mística sea "de ojos abiertos" (J. B. Metz). Es decir, no pocas veces la catástrofe está al lado
nuestro y no nos damos cuenta. Una praxis de la compasión implica una mística activa para cargar con la cruz de los hermanos. El modo de cargar con la cruz del prójimo lo tendrá que discernir cada uno. Siempre hay una manera de ayudar, siempre podemos hacer algo. La caridad es creatividad en favor de otros. A veces, esa caridad será sólo sufrir con el otro las preguntas sin respuestas.
* Sacerdote. Estudió Filosofía en la Universidad Católica de Córdoba. Reside en Bonn (Alemania), donde estudia Teología.
Más de 1300 personas en el Encuentro Pastoral de la Arquidiócesis
El sábado 12 de marzo se realizó el Encuentro Pastoral de la Arquidiócesis de Córdoba que tuvo por lema: "En Jesús somos hijos, nos hacemos hermanos y ciudadanos, nos comprometemos".
Más de 1.300 participantes colmaron las instalaciones del Colegio Inmaculada Concepción de las Hermanas Concepcionistas, ubicado en el barrio Bajo Galán, entre sacerdotes, laicos y jóvenes representantes de las comunidades parroquiales, educadores de instituciones educativas católicas, miembros de movimientos y asociaciones laicales, integrantes de las comisiones diocesanas, y congregaciones de religiosos y religiosas de la arquidiócesis.
La animación estuvo a cargo de Frank Leder y Patricia Cardo, y los jóvenes del movimiento Partida, que le dieron el clima de alegría al encuentro.
La jornada se inició por la mañana. El ingreso de la bandera nacional y los trabajos realizados en encuentros anteriores, precedieron monseñor Carlos Ñáñez, arzobispo de Córdoba, quien invitó una vez más a "profundizar en la espiritualidad del Plan Pastoral", que "comienza como experiencia y opción por Cristo y se proyecta en nuestros actos". En este sentido, monseñor Ñáñez agregó que "los resultados no dependen sólo de nuestro hacer y de una planificación, sino de la profundidad del encuentro con Jesús. Sin Él no se hace nada".
Reflexión
Siguió la oración inicial y luego se abrió el espacio a una reflexión a cargo del presbítero Roberto Álvarez sobre el tema "Comunidad y Patria ¿Lugar para el poder o camino de servicio?”, que sirvió para introducir a los participantes en los temas centrales de la jornada.
Seguidamente se realizaron trabajos en grupos (se conformaron 60 en total), en los que se desarrollaron consignas referentes a los temas: ciudadanía y participación, bien común, derechos humanos, destino universal de los bienes, trabajo humano, democracia y medio
ambiente y las conclusiones se volcaron en propuestas concretas y compromisos personales sobre estos temas. El propósito de este intercambio grupal sobre temas tan amplios, no fue agotar aquí la reflexión y la puesta en común, sino iniciar el debate para luego dar continuidad y enriquecer en las comunidades, según señaló el presbítero Walter Gómez, vicario de Pastoral de la arquidiócesis. El Encuentro Pastoral cerró con la adoración al Santísimo a quien se le ofrecieron los compromisos personales asumidos a partir de los trabajos del día.
Más de 1.300 participantes colmaron las instalaciones del Colegio Inmaculada Concepción de las Hermanas Concepcionistas, ubicado en el barrio Bajo Galán, entre sacerdotes, laicos y jóvenes representantes de las comunidades parroquiales, educadores de instituciones educativas católicas, miembros de movimientos y asociaciones laicales, integrantes de las comisiones diocesanas, y congregaciones de religiosos y religiosas de la arquidiócesis.
La animación estuvo a cargo de Frank Leder y Patricia Cardo, y los jóvenes del movimiento Partida, que le dieron el clima de alegría al encuentro.
La jornada se inició por la mañana. El ingreso de la bandera nacional y los trabajos realizados en encuentros anteriores, precedieron monseñor Carlos Ñáñez, arzobispo de Córdoba, quien invitó una vez más a "profundizar en la espiritualidad del Plan Pastoral", que "comienza como experiencia y opción por Cristo y se proyecta en nuestros actos". En este sentido, monseñor Ñáñez agregó que "los resultados no dependen sólo de nuestro hacer y de una planificación, sino de la profundidad del encuentro con Jesús. Sin Él no se hace nada".
Reflexión
Siguió la oración inicial y luego se abrió el espacio a una reflexión a cargo del presbítero Roberto Álvarez sobre el tema "Comunidad y Patria ¿Lugar para el poder o camino de servicio?”, que sirvió para introducir a los participantes en los temas centrales de la jornada.
Seguidamente se realizaron trabajos en grupos (se conformaron 60 en total), en los que se desarrollaron consignas referentes a los temas: ciudadanía y participación, bien común, derechos humanos, destino universal de los bienes, trabajo humano, democracia y medio
ambiente y las conclusiones se volcaron en propuestas concretas y compromisos personales sobre estos temas. El propósito de este intercambio grupal sobre temas tan amplios, no fue agotar aquí la reflexión y la puesta en común, sino iniciar el debate para luego dar continuidad y enriquecer en las comunidades, según señaló el presbítero Walter Gómez, vicario de Pastoral de la arquidiócesis. El Encuentro Pastoral cerró con la adoración al Santísimo a quien se le ofrecieron los compromisos personales asumidos a partir de los trabajos del día.
El reclamo de “modernización”
Javier Cámara
Director
No hay mal que por bien no venga”, dice el refrán popular que confirma que los hombres, a lo largo de la historia, siempre han sabido obtener resultados positivos de experiencias negativas.
En el fondo, además, este dicho tiene mucho de sabiduría cristiana, de esa que nos enseña que todo lo que acontece es, al fin y al cabo, para nuestro bien. Si Dios, que nos ama con un amor infinito, quiere que suceda tal o cual cosa, o permite que suceda tal otra, seguramente será para nuestra salvación. Porque en la vida de la gracia, la revelación de Jesús nos dice que ya no hay -o no debería haber- para el cristiano una experiencia de “destino” en su historia, sino, más bien, de Providencia, de “Providencia” divina, de amor de Dios. En todo lo que nos ocurre, incluso en aquello que nos pueda parecer bueno, malo o tremendamente trágico, está el Señor esperándonos, sosteniéndonos, acariciándonos. Entonces, en la confianza de sabernos amados por el Señor de la historia, no preguntamos ya “por qué” pasa esto o aquello, sino “para qué” sucede lo que sucede.
Esta larga introducción tiene también un “para qué”. Y está orientado a que descubramos lo “positivo” de las experiencias dolorosas de divisiones y enfrentamientos que se suelen dar en la Iglesia. ¿Para qué estas “disputas” entre los que nos reconocemos hijos de un mismo Padre? ¿Para qué esta experiencia dolorosa de división?
Una de las respuestas es que, con estas diferencias, se puede generar un examen de conciencia personal y también comunitario en el pueblo de Dios que, en oración, permita ver con más claridad lo que el Señor pide para que seamos, efectivamente, más “cristianos”. ¿Qué nos hace más cristianos? ¿Qué puede hacer “más cristiana” a la Iglesia católica? Veamos. Uno de los planteos que se le formuló a la Iglesia “tradicional” (utilizamos aquí el término “tradicional” para identificar a los católicos que coinciden plenamente con la Tradición y con el Magisterio de la Iglesia) durante los debates públicos por el caso del padre Alessio y por la polémica en el nombramiento de un nuevo párroco en “La Cripta”, es el que reclama, entre otras cosas, la necesidad de “modernización”, de “apertura”.
Cada vez que en un medio de comunicación se plantean temas referidos a la enseñanza moral de la Iglesia (el caso Alessio y su defensa de la equiparación de las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio, sirve como ejemplo) llueven los reclamos de apertura, de “adaptación al mundo de hoy”, de “agiornamiento” de las “viejas estructuras”, y también las críticas a las prácticas “tradicionales”, “medievales”, “anacrónicas”, “verticalistas”, “oscurantistas”, “sacramentalistas”, etcétera, como la autoridad del Papa y de la jerarquía eclesial, el celibato, el matrimonio, la defensa de la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, etcétera.
Para fundamentar estos reclamos, que muchas veces surgen también de personas que nunca tuvieron fe, se apela al concepto muy cristiano, muy católico y muy evangélico de que el camino de Dios es el hombre, que no se puede amar a Dios, a quien no se ve, si no se ama a los hermanos con quienes se convive hoy, en esta cultura nueva con fenómenos nuevos, diversos y plurales. Suena agradable esta afirmación. Pero no dice todo lo que es necesario decir. Porque el concepto de “modernidad”, el concepto de “hombre moderno” como su horizonte y criterio, responden a una visión parcial de la persona alentada por la filosofía moderna y sus particulares instrumentos hermeneúticos (de interpretación) de la realidad.
Es muchas veces desde esa visión parcial de la persona que se le reclama a la Iglesia que sólo diga y enseñe lo que ese hombre moderno puede entender y asimilar. Sólo eso debería predicar la Iglesia, lo demás, por más santo que sea, debería ser excluido de la enseñanza de la Iglesia porque al hombre “moderno” le parece un mito, un “cuento”, una leyenda del pasado. Es lo que sostiene, por ejemplo, Hans Urs Von Balthasar, uno de los más eminentes teólogos del siglo 20, fallecido en 1988, al que nadie razonable tildaría de anacrónico o de reaccionario. Entre sus antecedentes figuran, incluso, algunas amonestaciones de la Jerarquía por su temprana prédica a favor de que la Iglesia “no puede aparecer en el mundo moderno como una enemiga del mismo o una fortaleza cerrada, sino que su vocación trascendente tiene que llevarla a una apertura, asimilando los nuevos sistemas y dejándose interperlar para renovar los tesoros olvidados o aún no descubiertos que contiene el depósito de la fe”. Escribió Von Balthasar respecto del reclamo de “modernización”: “La Iglesia, se dice, debe estar al día para tener credibilidad. Si esto se toma en serio, significa que Cristo estaba al día cuando llevó a cabo su misión, una misión que fue escándalo y necedad para judíos y paganos, y que lo llevó a morir en la cruz (...). Pero Cristo nunca fue moderno, ni lo será, Dios mediante. Ni él ni sus discípulos Pablo y Juan pronunciaron una sola palabra para seguir la corriente política o gnóstica. La consecuencia obvia es que todos nuestros movimientos deben ir encaminados a erradicar los falsos escándalos, los escándalos no cristianos, para dar paso al verdadero escándalo, consistente en la misión de la Iglesia”.
Director
No hay mal que por bien no venga”, dice el refrán popular que confirma que los hombres, a lo largo de la historia, siempre han sabido obtener resultados positivos de experiencias negativas.
En el fondo, además, este dicho tiene mucho de sabiduría cristiana, de esa que nos enseña que todo lo que acontece es, al fin y al cabo, para nuestro bien. Si Dios, que nos ama con un amor infinito, quiere que suceda tal o cual cosa, o permite que suceda tal otra, seguramente será para nuestra salvación. Porque en la vida de la gracia, la revelación de Jesús nos dice que ya no hay -o no debería haber- para el cristiano una experiencia de “destino” en su historia, sino, más bien, de Providencia, de “Providencia” divina, de amor de Dios. En todo lo que nos ocurre, incluso en aquello que nos pueda parecer bueno, malo o tremendamente trágico, está el Señor esperándonos, sosteniéndonos, acariciándonos. Entonces, en la confianza de sabernos amados por el Señor de la historia, no preguntamos ya “por qué” pasa esto o aquello, sino “para qué” sucede lo que sucede.
Esta larga introducción tiene también un “para qué”. Y está orientado a que descubramos lo “positivo” de las experiencias dolorosas de divisiones y enfrentamientos que se suelen dar en la Iglesia. ¿Para qué estas “disputas” entre los que nos reconocemos hijos de un mismo Padre? ¿Para qué esta experiencia dolorosa de división?
Una de las respuestas es que, con estas diferencias, se puede generar un examen de conciencia personal y también comunitario en el pueblo de Dios que, en oración, permita ver con más claridad lo que el Señor pide para que seamos, efectivamente, más “cristianos”. ¿Qué nos hace más cristianos? ¿Qué puede hacer “más cristiana” a la Iglesia católica? Veamos. Uno de los planteos que se le formuló a la Iglesia “tradicional” (utilizamos aquí el término “tradicional” para identificar a los católicos que coinciden plenamente con la Tradición y con el Magisterio de la Iglesia) durante los debates públicos por el caso del padre Alessio y por la polémica en el nombramiento de un nuevo párroco en “La Cripta”, es el que reclama, entre otras cosas, la necesidad de “modernización”, de “apertura”.
Cada vez que en un medio de comunicación se plantean temas referidos a la enseñanza moral de la Iglesia (el caso Alessio y su defensa de la equiparación de las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio, sirve como ejemplo) llueven los reclamos de apertura, de “adaptación al mundo de hoy”, de “agiornamiento” de las “viejas estructuras”, y también las críticas a las prácticas “tradicionales”, “medievales”, “anacrónicas”, “verticalistas”, “oscurantistas”, “sacramentalistas”, etcétera, como la autoridad del Papa y de la jerarquía eclesial, el celibato, el matrimonio, la defensa de la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, etcétera.
Para fundamentar estos reclamos, que muchas veces surgen también de personas que nunca tuvieron fe, se apela al concepto muy cristiano, muy católico y muy evangélico de que el camino de Dios es el hombre, que no se puede amar a Dios, a quien no se ve, si no se ama a los hermanos con quienes se convive hoy, en esta cultura nueva con fenómenos nuevos, diversos y plurales. Suena agradable esta afirmación. Pero no dice todo lo que es necesario decir. Porque el concepto de “modernidad”, el concepto de “hombre moderno” como su horizonte y criterio, responden a una visión parcial de la persona alentada por la filosofía moderna y sus particulares instrumentos hermeneúticos (de interpretación) de la realidad.
Es muchas veces desde esa visión parcial de la persona que se le reclama a la Iglesia que sólo diga y enseñe lo que ese hombre moderno puede entender y asimilar. Sólo eso debería predicar la Iglesia, lo demás, por más santo que sea, debería ser excluido de la enseñanza de la Iglesia porque al hombre “moderno” le parece un mito, un “cuento”, una leyenda del pasado. Es lo que sostiene, por ejemplo, Hans Urs Von Balthasar, uno de los más eminentes teólogos del siglo 20, fallecido en 1988, al que nadie razonable tildaría de anacrónico o de reaccionario. Entre sus antecedentes figuran, incluso, algunas amonestaciones de la Jerarquía por su temprana prédica a favor de que la Iglesia “no puede aparecer en el mundo moderno como una enemiga del mismo o una fortaleza cerrada, sino que su vocación trascendente tiene que llevarla a una apertura, asimilando los nuevos sistemas y dejándose interperlar para renovar los tesoros olvidados o aún no descubiertos que contiene el depósito de la fe”. Escribió Von Balthasar respecto del reclamo de “modernización”: “La Iglesia, se dice, debe estar al día para tener credibilidad. Si esto se toma en serio, significa que Cristo estaba al día cuando llevó a cabo su misión, una misión que fue escándalo y necedad para judíos y paganos, y que lo llevó a morir en la cruz (...). Pero Cristo nunca fue moderno, ni lo será, Dios mediante. Ni él ni sus discípulos Pablo y Juan pronunciaron una sola palabra para seguir la corriente política o gnóstica. La consecuencia obvia es que todos nuestros movimientos deben ir encaminados a erradicar los falsos escándalos, los escándalos no cristianos, para dar paso al verdadero escándalo, consistente en la misión de la Iglesia”.
Músicos cordobeses en la Jornada Mundial de la Juventud
Por Cristián Aldasoro
De la redacción de Encuentro
A fines de febrero, el grupo de pop gospel rodó en Ciudad de Buenos Aires un video que formará parte de todas las promociones en español de la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar entre el 16 y el 21 de agosto en Madrid 2011, y contará con la presencia del papa Benedicto XVI.
Tres años más tarde, EGDA participó del certamen OPERACIÓN CRISTO “Al Señor de todos los tiempos”, organizado por el sello colombiano CMG RECORDS y la Fundación Edificar. La canción “Corre”, de Mingo Medina –autor de todos los temas y coros- fue elegida ganadora entre todas las que llegaron de América Latina y España. Un jurado integrado por Javier Montes –director musical y cantante de Son by Four, el productor de la cadena televisiva EWTN Douglas Archer y el productor discográfico Pedro Vengoechea, seleccionó a la canción cordobesa y el grupo obtuvo como premio la grabación de un nuevo material discográfico. Nació así “Globalizados”, con nuevos temas y remozadas versiones del material anterior. El disco se grabó en Colombia, las voces se pusieron en Villa María y fue masterizado en Inglaterra. En todo momento EGDA propone un mensaje de valores a través de la música con una marcada estética pop.
Entre noviembre y diciembre de 2009 participaron de la grabación de la canción navideña “Canta conmigo”, donde compartieron con destacados músicos cristianos de España, Colombia, Republica Dominicana y Argentina. Al año siguiente, con el disco recién salido de estudio, las canciones de EGDA comenzaron a sonar en emisoras de Latinoamérica, en especial Radio minuto de Dios, de Colombia, donde permanecieron durante meses en el TOP 15 de la programación.
************************************
INTEGRAN EL GRITO DE ABEL
Sebastián Rosa: voz
Lucas Sigifredo: teclados
Domingo Medina: coros - guitarra
Tomás Rivera: guitarra
Lisandro Gilla: bajo
Lucas Rivera: guitarra- Mini Korg
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Corre (canción seleccionada para la difusión de la JMJ)
Corre por las arenas corre,
navega por el mar y corre,
corre por las ciudades,
dulce nombre....
Una campana fuerte suena,
su mensaje lo lleva el viento,
de boca en boca surges,
dulce nombre....
entre la multitud camina,
buscando la gran ciudad.
Ensoñaciones en la niebla revelan eternidad.
Un flash de esquirlas de oro fino,
destruyen la oscuridad,
nuevos caminos invisibles,
lo llevan a otro lugar.
Corre por el desierto corre,
por las constelaciones corre,
alguien escucha al fuego y grita el nombre.
Señales rojas en lo alto,
me hacen nombrarte por las calles,
devoras mis amores y te haces carne....
Entre la multitud camina,
buscando la gran ciudad,
ensoñaciones en la niebla,
revelan eternidad....
Dulce nombre en muchos siglos,
largo amor por el camino,
semidioses, que se hunden ,
dulce nombre por los siglos....
Por los siglos de los siglos,
en los siglos de los siglos, dulce nombre
te revelas a la muerte y al olvido.....
Mingo Medina
De la redacción de Encuentro
A fines de febrero, el grupo de pop gospel rodó en Ciudad de Buenos Aires un video que formará parte de todas las promociones en español de la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar entre el 16 y el 21 de agosto en Madrid 2011, y contará con la presencia del papa Benedicto XVI.
Con las ilusiones y la fuerza propia de los años jóvenes, un grupo de amigos decidió aunar sus voces y su música en un proyecto cristiano. La Viajera fue el nombre que entonces les pareció indicado para la banda musical, considerando que estaba formada por músicos de distintos puntos de la provincia, que debían viajar varios kilómetros para poder reunirse. Con el correr de los años, las obligaciones de cada uno de los integrantes hicieron que poco a poco se fueran alejando, para ser reemplazados por nuevos nombres, que se sumaban con la misma y esencial característica: ser todos “locos por Cristo” que comprendieron que el Señor los llamaba para algo más grande; tener una banda propia y realizar lo que el Santo Padre les pedía; generar una nueva evangelización, con nuevo ardor, nuevos métodos y nuevas expresiones. Fue entonces cuando decidieron rebautizar al grupo como El Grito de Abel (EGDA). Rememorando el pasaje bíblico “La voz de tu hermano clama desde la tierra” (Gen. 4-11), EGDA pretende prestar su voz a los que sufren, a los dolientes, a los hombres y mujeres de buena voluntad que no tienen voz para manifestarse.
Enrolados en lo que llaman “pop gospel”, la banda nació en la ciudad de Villa María al despuntar el nuevo siglo. En el otoño del 2000 comenzaron a transitar los senderos de la música cristiana y, poco a poco, fueron ganándose un lugar..
En 2005 de manera independiente grabaron su primer disco llamado “Buscando la Gran Ciudad”, que fuera coproducido por Enrique Aiello, músico villamariense que cuenta con una amplia trayectoria al lado de figuras como Fito Paez, Mercedes Sosa, Piero, Pedro Aznar, Manuel Wirtz, Chango Farías Gómez , Valeria Lynch y Julia Zenko entre otros. Se trata de un disco en el que fusionan rock, pop y funk, que ha sido muy bien receptado por el público, en especial el más joven, y con el que han demostrado que se puede hacer música cristiana de manera profesional, joven, actual y atractiva.
Tres años más tarde, EGDA participó del certamen OPERACIÓN CRISTO “Al Señor de todos los tiempos”, organizado por el sello colombiano CMG RECORDS y la Fundación Edificar. La canción “Corre”, de Mingo Medina –autor de todos los temas y coros- fue elegida ganadora entre todas las que llegaron de América Latina y España. Un jurado integrado por Javier Montes –director musical y cantante de Son by Four, el productor de la cadena televisiva EWTN Douglas Archer y el productor discográfico Pedro Vengoechea, seleccionó a la canción cordobesa y el grupo obtuvo como premio la grabación de un nuevo material discográfico. Nació así “Globalizados”, con nuevos temas y remozadas versiones del material anterior. El disco se grabó en Colombia, las voces se pusieron en Villa María y fue masterizado en Inglaterra. En todo momento EGDA propone un mensaje de valores a través de la música con una marcada estética pop.
Entre noviembre y diciembre de 2009 participaron de la grabación de la canción navideña “Canta conmigo”, donde compartieron con destacados músicos cristianos de España, Colombia, Republica Dominicana y Argentina. Al año siguiente, con el disco recién salido de estudio, las canciones de EGDA comenzaron a sonar en emisoras de Latinoamérica, en especial Radio minuto de Dios, de Colombia, donde permanecieron durante meses en el TOP 15 de la programación.
Pero no todo quedó allí. La participación de un año antes en la canción navideña permitió que fueran escuchados por autoridades del Proyecto Infinitum –dedicado a la difusión del Santo Rosario - que estará presente en la jornada Mundial de la Juventud, a desarrollarse del 16 al 21 de agosto en Madrid. La canción “Corre” fue seleccionada para la campaña de difusión de dicho encuentro. Por tal motivo, a fines de febrero se rodó en Capital Federal el video que formará parte de todas las promociones en español antes y durante la jornada presidida por el Papa Benedicto XVI.
Así, paso a paso y con mucha humildad, EGDA realiza su misión apostólica desde el sitio para el que fueron llamados por el Señor: la música. Agradecidos como son de poder hacer lo que tanto les gusta, destacan siempre el apoyo recibido por Radio María Argentina y la Red de Artistas Católicos de Córdoba, que han creado un espacio en le que todos los artistas puedan expresarse.
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INTEGRAN EL GRITO DE ABEL
Sebastián Rosa: voz
Lucas Sigifredo: teclados
Domingo Medina: coros - guitarra
Tomás Rivera: guitarra
Lisandro Gilla: bajo
Lucas Rivera: guitarra- Mini Korg
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Corre (canción seleccionada para la difusión de la JMJ)
Corre por las arenas corre,
navega por el mar y corre,
corre por las ciudades,
dulce nombre....
Una campana fuerte suena,
su mensaje lo lleva el viento,
de boca en boca surges,
dulce nombre....
entre la multitud camina,
buscando la gran ciudad.
Ensoñaciones en la niebla revelan eternidad.
Un flash de esquirlas de oro fino,
destruyen la oscuridad,
nuevos caminos invisibles,
lo llevan a otro lugar.
Corre por el desierto corre,
por las constelaciones corre,
alguien escucha al fuego y grita el nombre.
Señales rojas en lo alto,
me hacen nombrarte por las calles,
devoras mis amores y te haces carne....
Entre la multitud camina,
buscando la gran ciudad,
ensoñaciones en la niebla,
revelan eternidad....
Dulce nombre en muchos siglos,
largo amor por el camino,
semidioses, que se hunden ,
dulce nombre por los siglos....
Por los siglos de los siglos,
en los siglos de los siglos, dulce nombre
te revelas a la muerte y al olvido.....
Mingo Medina
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