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martes, 5 de abril de 2011

No hay conversión si no se manifiesta en obras de caridad

Mensaje de Cuaresma del obispo de Río Cuarto

Monseñor Martín recordó que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas”


El obispo de Río Cuarto, monseñor Eduardo Eliseo Martín, señaló que es preciso compartir con los más necesitados el ahorro de dinero o cosas que obtenemos como fruto del ayuno. "No habrá verdadera conversión si no se manifiesta en obras de caridad", enfatizó el prelado en su mensaje de Cuaresma.
"Tenemos una tendencia a creer que nos realizamos en la posesión de las cosas. El ayuno nos recuerda y educa en descubrir que la realización de nuestra vida está en el Señor, a través de una relación adecuada, es decir, virginal, con las personas y las cosas. La Cuaresma es el tiempo propicio para ordenar nuestras relaciones con las cosas y las personas", agregó.
De todos modos, monseñorMartín aclaró que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas, sino que conllevan el darnos a nosotros mismos, nuestro tiempo, nuestros dones, nuestras
capacidades".
En este sentido, insistió en que el tiempo cuaresmal "es propicio para entregarnos a favor de nuestros hermanos: hay muchos enfermos y ancianos solos, hay muchos niños que necesitan cariño, hay muchos jóvenes que andan sin sentido". "Es el tiempo para ponernos en acción a favor de todo prójimo necesitado", añadió.
El prelado indicó asimismo que la conversión es “girar la mirada de nosotros mismos para ponerla en el Señor, ponernos a su escucha por medio de su Palabra y obedecer lo que nos dice”.
"La conversión -enfatizó en el mensaje- el cambio de vida que se produce por el Encuentro con
Jesucristo, que nos renueva por dentro, nos libera del pecado y de la muerte y nos da un ímpetu de conformar un Pueblo. De allí que la conversión, si bien es un hecho personal de cada uno, tiene un horizonte comunitario: el Pueblo de Dios".
Además, aclaró en ese sentido que "para esta conversión no se necesita ninguna cualidad intelectual o ética particular".
"Podemos ser cualquier cosa o estar en cualquier situación, que no son ningún obstáculo para dejar entrar el amor de Cristo en nosotros y dejarnos tomar por Él. Poner la mirada en Jesús y tenerla fija en Él hace del pecado algo extraño y lo aniquila, mientras que tener la mirada fija sobre nuestro mal impide la conversión", destacó el obispo.