Mensaje de Cuaresma del obispo de Río Cuarto
Monseñor Martín recordó que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas”
El obispo de Río Cuarto, monseñor Eduardo Eliseo Martín, señaló que es preciso compartir con los más necesitados el ahorro de dinero o cosas que obtenemos como fruto del ayuno. "No habrá verdadera conversión si no se manifiesta en obras de caridad", enfatizó el prelado en su mensaje de Cuaresma.
"Tenemos una tendencia a creer que nos realizamos en la posesión de las cosas. El ayuno nos recuerda y educa en descubrir que la realización de nuestra vida está en el Señor, a través de una relación adecuada, es decir, virginal, con las personas y las cosas. La Cuaresma es el tiempo propicio para ordenar nuestras relaciones con las cosas y las personas", agregó.
De todos modos, monseñorMartín aclaró que las obras de caridad "no se reducen a dar cosas, sino que conllevan el darnos a nosotros mismos, nuestro tiempo, nuestros dones, nuestras
capacidades".
En este sentido, insistió en que el tiempo cuaresmal "es propicio para entregarnos a favor de nuestros hermanos: hay muchos enfermos y ancianos solos, hay muchos niños que necesitan cariño, hay muchos jóvenes que andan sin sentido". "Es el tiempo para ponernos en acción a favor de todo prójimo necesitado", añadió.
El prelado indicó asimismo que la conversión es “girar la mirada de nosotros mismos para ponerla en el Señor, ponernos a su escucha por medio de su Palabra y obedecer lo que nos dice”.
"La conversión -enfatizó en el mensaje- el cambio de vida que se produce por el Encuentro con
Jesucristo, que nos renueva por dentro, nos libera del pecado y de la muerte y nos da un ímpetu de conformar un Pueblo. De allí que la conversión, si bien es un hecho personal de cada uno, tiene un horizonte comunitario: el Pueblo de Dios".
Además, aclaró en ese sentido que "para esta conversión no se necesita ninguna cualidad intelectual o ética particular".
"Podemos ser cualquier cosa o estar en cualquier situación, que no son ningún obstáculo para dejar entrar el amor de Cristo en nosotros y dejarnos tomar por Él. Poner la mirada en Jesús y tenerla fija en Él hace del pecado algo extraño y lo aniquila, mientras que tener la mirada fija sobre nuestro mal impide la conversión", destacó el obispo.