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viernes, 29 de abril de 2011

Con la mirada y el corazón en los niños

Voluntariado - Cuerpo de Voluntarios del Hospital de Niños Santísima Trinidad

Actualmente, 96 personas se empeñan en “llenar de amor las horas vacías del niño internado”. Siguen los pasos del fundador de la obra del médico Romis Raiden

      Recorrer los pasillos de un hospital no suele ser una experiencia agradable. De todas formas, sabíamos que nos conduciría a un lugar que era el "alma" de este hospital. En el camino, nos encontramos con padres preocupados, salas de esperas llenas y habitaciones con muchos pequeños enfermos, algunos con miradas curiosas, otros entretenidos en algún juego o adormecidos por el dolor.
      Finalmente, llegamos a la "Sala de estimulación y recreación Dr. Romis A. Raiden", espacio en el que trabaja el Cuerpo de Voluntarios del Hospital de Niños Santísima Trinidad en la ciudad de Córdoba. Allí nos espera Nina, una de las voluntarias que acompaña la obra desde sus inicios. Al traspasar las puertas se abre ante nosotros un paisaje totalmente diferente: muchos colores, mensajes de bienvenida, dibujos, todo luminoso y alegre. A lo largo de este pasillo, nos encontramos con un amplio salón para el cine de los chicos, y al lado, una enorme pieza que representa el sueño de todo niño: casitas, muñecos, juguetes, espacios para dibujar: un gran salón de juegos. También integran la sala una cocina, baños adaptados para niños, un patio con juegos y un depósito en el que conversan alegres un nutrido grupo de voluntarias mientras ordenan las donaciones.
      El lema del Cuerpo de Voluntarios es "llenar de amor las horas vacías del niño internado" y para charlar sobre esta obra, que el 29 de mayo cumple 46 años, nos sentamos a conversar con Nina y con Martín, que también es voluntario desde hace 14 años. Acompañar a los niños en situaciones tan difíciles como la enfermedad no es tarea sencilla, pero ellos dan testimonio que el amor, la alegría y el juego son el camino y lo que los distingue en su labor con los más pequeños.
      La obra es fundada en 1965 por el médico Romis Raiden, un pediatra catamarqueño que vino a estudiar a Córdoba, se aquerenció al hospital, se hizo muy parte de él y ya nunca se fue. Fue Raiden quien tuvo la visión, aún siendo residente, de la necesidad de este espacio: "a él lo marcó el hecho de que los
chicos permanecían internados en soledad, ya que en esa época los padres no tenían permitido acompañarlos más allá de los horarios de visita. Esta realidad lo golpeó, y al mismo tiempo lo motivó a crear esta obra", nos comparte Martín. Y agrega Nina: "cuando el doctor crea el cuerpo de voluntariado, nos transmite y enseña que desarrollar la mirada sobre el otro es vital. Una mirada particular sobre la criatura, a la que buscaba recrear y devolverle alegría. Esto configura un voluntariado que trabaja en directa vinculación con el niño, el servicio y el amor".
      Se sumaron muchos años a la vida de esta asociación sin fines de lucro, y si bien la realidad del hospital cambió en cuestiones claves como la compañía de los padres, la tarea del voluntariado continua trabajando, como en los inicios, para la recreación, afecto, estimulación y comprensión de los pequeños. "Todos los que formamos el cuerpo sabemos que estamos de paso, pero también tenemos plena conciencia que esta tarea es vital para preservar la niñez, el gran tesoro que tenemos como sociedad", aclara Martín.

      ¿Quiénes la conforman? Actualmente, suman más de 96 voluntarios que dedican un mínimo de cuatro horas semanales para cubrir así el servicio de lunes a sábados de 16 a 20 horas, franja horaria elegida para no interferir en la labor de los médicos por la mañana. El año pasado este grupo regaló más de 10 mil horas voluntarias en el trabajo con los niños.
      Cada dos años ingresan nuevos voluntarios luego de realizar un cursillo en el que se construye el perfil del voluntario y la formación para su tarea: "la preparación se realiza durante tres meses en los que trabajamos fuertemente en el perfil que debe tener la persona que realiza este voluntariado y distintas temáticas como la estimulación de los niños, cómo jugar con ellos acorde a sus eda des, cómo es el trabajo en las salas, qué cosas podemos y cuáles no podemos hacer según la reglamentación del hospital, etc. Finalizado este proceso estamos en condiciones de discernir quiénes tienen el perfil para esta tarea", nos explica Martín. Nina agrega que algunas de las condiciones básicas del voluntario se relacionan con el control emocional, el autodominio y el aprendizaje de poner la mirada sobre el otro.

Los niños

      Sin duda alguna, los niños son los protagonistas y razón de ser de esa obra, y por eso mismo nos animamos a preguntarles ¿cómo son ellos? Martín destaca que el común denominador de todos es la simpleza, "no son para nada demandantes, con poco se divierten y son felices". Nina rescata las palabras del Dr. Raiden que decía ellos son los maestros y que lo demuestran incluso en el mayor de los dolores. En este sentido, Martín explica que la experiencia de desarraigo que viven estos niños por vivir fuera de su hogar es comparable a la de un secuestro, "en donde al niño se siente en un ambiente invasivo, donde se lo priva de lo que le es más familiar, primario y conocido".
      Aún así, el perfil de los niños es un ejemplo muy positivo para imitar: "ellos buscan la forma de divertirse aún en el momento doloroso que atraviesan. Pienso que a diario nos enseñan a comprender y asumir nuestra realidad, mejor que uno. En nuestra adultez hemos perdido un montón de cosas importantes y nos quejamos mucho. Pero ellos es muy difícil se quejen. Sólo necesitan nos acerquemos con mucha ternura y comprensión. Y la alegría que le das con el juego, le cambia su vida en el hospital", comparte con emoción Nina.

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