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martes, 5 de abril de 2011

Murió Bernard Nathanson, abortista arrepentido y luchador provida

De origen judío, en 1996 se bautizó en la Iglesia Católica

Tenía 84 años. Se lo conoció como el “rey del aborto” porque era dueño de la mayor clínica abortista de Nueva York. A fines de los ‘70, gracias al diagnóstico por imagen, se le hizo evidente la condición humana del feto y se convirtió en un testigo de la vida. Más tarde se bautizó 


El diagnóstico por imagen ayudó a Nathanson
a “descubrir” el crimen del aborto
 El médico norteamericano Bernard Nathanson, que supo ser conocido como "el rey del aborto" y que después pasó a ser uno de los más reconocidos miembros del movimiento pro vida, falleció el pasado 21 de febrero a los 84 años. Nathanson fue director de una importante clínica abortista de Nueva York y practicó gran número de abortos personalmente. Fue además uno de los fundadores de la principal organización abortista de Estados Unidos, NARAL. Pero a finales de los '70 dejó el aborto tras reconocer la condición humana del feto gracias a las técnicas de diagnóstico por imagen. Después se esforzó por dar a conocer lo que él había visto produciendo los documentales El grito silencioso (1985) y Eclipse of Reason (1987). Las tremendas imágenes de ambos videos muestran la realidad del aborto en toda su crudeza.
Nathanson, que era de origen judío y no creyente, se hizo católico en 1996. Su conversión religiosa está relacionada con su anterior "conversión" a la defensa de la vida. Le impresionó y le hizo reflexionar el desinteresado empeño de los militantes provida en las vigilias de oración delante de las clínicas abortistas. En 1979 publicó el libro Aborting America y, poco antes de su bautismo, su autobiografía The Hand of God, donde describe sus dos conversiones. La categoría intelectual y moral de Nathanson hizo que muchos que practicaban o fomentaban el aborto, incluidos algunos parlamentarios, reconocieran su error y se unieran a la lucha en favor de la vida humana más indefensa.
Las dos conversiones de Nathanson fueron muy significativas en cuanto muestras del poder de la evidencia científica y de la oración. Y manifestaron, además, la estrecha conexión que existe entre Dios y la ley natural inscrita por Él en la naturaleza humana. Como escribió su amigo el sacerdote John McCloskey, "quien reconoce y sigue la ley natural, es muy posible que acabe encontrando a Dios y a la Iglesia".