En un hecho inédito, Benedicto respondió por televisión varias preguntas enviadas a un programa de la RAI , desde distintos países, por siete personas.
Respondiendo a siete preguntas planteadas por seis cristianos y una musulmana, Benedicto XVI lanzó un mensaje de esperanza y confianza en el amor de Dios por la humanidad en un programa televisivo emitido el pasado Viernes Santo por la RAI italiana.
Por primera vez en la historia, un pontífice respondió en televisión a las preguntas de televidentes seleccionadas de entre miles que habían llegado desde varios continentes. En un primer momento se habían escogido tres, pero el papa acabó respondiendo a siete. En sus respuestas, reconoció la necesidad de encomendarse a Dios ante realidades tan duras como plantean el terremoto de Japón o un hijo en estado vegetativo.
De hecho, la primera pregunta fue planteada por una niña japonesa de siete años, Elena, quien compartió su tristeza "porque muchos niños de mi edad han muerto", dijo, tras el terrible sismo del 11 de marzo. “También yo me pregunto: ¿por qué es así?”, confesó el pontífice. “No tenemos respuesta, pero sabemos que Jesús ha sufrido como ustedes, inocentes, y que el Dios verdadero que se muestra en Jesús, está a vuestro lado”. El Papa agregó que es necesario “ser conscientes de que, un día, comprenderemos que este
sufrimiento no era algo vacío, no era inútil, sino que detrás del sufrimiento hay un proyecto bueno, un proyecto de amor”.
La esperanza fue también la característica de la segunda respuesta a María Teresa, una madre que preguntó si el alma de su hijo, Francesco, en estado vegetativo desde Pascua de 2009 “ha abandonado su cuerpo, dado que ya no es consciente”.
“Ciertamente el alma está todavía presente en el cuerpo –respondió el Papa-. La situación es algo así como la de una guitarra que tiene las cuerdas rotas y que no se puede tocar. Así también el instrumento del cuerpo es frágil, vulnerable, y el alma no puede 'tocar', por decirlo en algún modo, pero sigue presente”, ejemplificó Benedicto. Y aseguró que “esta alma escondida siente en profundidad vuestro amor, a pesar de que no comprende los detalles, las palabras, pero siente la presencia del amor”.
Su mensaje de esperanza alcanzó también al grupo de jóvenes cristianos iraquíes de Bagdad, que le preguntaron cómo era posible ayudar a los miembros de su comunidad, “perseguidos como Jesús”, “para que se replanteen el deseo de emigrar a otros países”.
“Rezo cada día por los cristianos de Irak -aseguró el Papa-. Son nuestros hermanos que sufren, como también en otras tierras del mundo, y por esto los siento especialmente cercanos a mi corazón”.
Aseguró su compromiso para “hacer un trabajo de reconciliación, de comprensión, también con el gobierno, ayudarle en este difícil camino de recomponer una sociedad desgarrada”.
El papa se dirigió también a una mujer musulmana de Costa de Marfil, Bintù, viuda con cuatro hijos, quien recordó cómo, en su país, cristianos y musulmanes siempre han vivido en armonía, mientras que "ahora todo ha cambiado", con la guerra civil.
El papa se dirigió también a una mujer musulmana de Costa de Marfil, Bintù, viuda con cuatro hijos, quien recordó cómo, en su país, cristianos y musulmanes siempre han vivido en armonía, mientras que "ahora todo ha cambiado", con la guerra civil.